Schäuble, ministro de Finanzas alemán, critica a Paul Krugman por su escasa idea sobre cómo funcionan las cosas en Europa. Le señala que no está al tanto de la ´arquitectura´ de la unión monetaria. Pero esa arquitectura a la que se refiere el aprendiz de masón Schäuble es en realidad pura magia. Ninguna crítica, por supuesto, a las precipitaciones que hicieron nacer el euro en unos cuantos países con estructuras fiscales muy dispares y que las han mantenido así durante todos estos años. ¡Atención a las manos!¡Y no se distraigan con el discurso! Verán cómo brotan de las mangas cartas marcadas, saltan de la chistera algunos singulares animales como sapos y culebras; y de un arrugado pañuelo surge, cual ave fénix, un precioso halcón que se dedicará a cazar palomas por el patio de butacas hasta que pose sus garras en palo del gallinero.

La crisis que convive con nosotros, come en nuestra mesa, apolilla nuestros armarios y gripa nuestros motores, empezó con un gran terror pánico, lo recuerdan: la hipotecas basura, que para los más ´in´ se llamó la crisis de las ´subprime´. No hace falta que me extienda en pormenores, pero inmediatamente después siguió la crisis financiera; esto fue la quiebra de Lehman Brothers, uno de los mayores bancos de Estados Unidos. El efecto dominó de estos acontecimientos hizo incrementar el miedo. De nuevo el dios Pan, con su flauta siringa, o con el ós „la iconografía no es uniforme„ provocando la huida pavorosa de las ovejas.

Hasta aquí, ya hemos sacado dos ponzoñosas alimañas de las manos del gran mago. Veamos cómo viene la tercera: el riesgo de quiebra del sistema financiero lleva a considerar seriamente la necesidad de dotar de liquidez a los bancos en peligro de insolvencia. os grandes señores de la guerra „perdón, quise decir del capital„ lo susurraron a los oídos de G. W. Bush y éste convocó presidente ´in pectore´. ¿Fue la bisoñez de Obama, su absoluto desconocimiento de los arcanos de la economía mundial? Lo cierto es que se impuso el criterio de salvemos los bancos „pobrecitos„ antes de que quiebre el sistema financiero mundial. Y Pan seguía tocando la flauta mientras continuábamos en un claro del bosque.

La peste de nuestra época se propaga por los mercados bursátiles y pronto Europa es pasto de las llamas. La flauta de Pan es una nueva trompeta del Apocalipsis. Y empezamos a hablar griego. Pero primero un término inglés: PIGS „cerdos„ para referise a los países ´contaminados´ por esta nueva peste: Portugal, Italia e Irlanda „la 'i' latina sirve para ambos„, Grecia y España „por Spain„. Ha estallado el gran globo. La burbuja inmobiliaria que nos llevó a inflar los precios de los inmuebles. ¿Recuerdan cómo la infló el poderoso Mago? Todo el mundo se dedicó a la construcción, hubo quien tenía una empresa más o menos solvente y la cerró para dedicarse a la especulación inmobiliaria, quien tenía casa compraba otra para seguir inflándola. Los bancos daban créditos a quien tuviera una nómina, pero también se secaron. ¿Qué hicieron? Pedir prestado a otros de Centroeuropa. Y la poderosa banca que otrora acudiera al áureo brillo del esplendor hispano, reptó de nuevo cual serpiente en el Paraíso por el tallo del crecido árbol de la ciencia del bien y del mal.

El euro permitió que el flujo de capitales bajara por el cauce fluvial de una moneda única europea. Y las maquinaciones insidiosas prendieron en las mentes de los políticos sureños: rescatar la banca. Y así, lo que era pura deuda privada, se convirtió en pública, ¡tachán! truco del gran Tamariz. ¿Qué les voy a contar? Desde que un Estado asume como propia la deuda que es de otros, de sus ciudadanos más privilegiados, no hay más que rascar. Pronto nos convenció Merkel para que modificáramos un artículo de nuestra Constitución, un parrafito de nada en el artículo 135, para que ningún crédito presupuestario fuese preferente al pago de la deuda.

El profesor se detiene en medio del aula: «¿Hasta aquí lo han entendido todos?». La banca protegida era fundamentalmente la alemana, también la francesa y alguna otra. Es la historia de un reflujo, para el que no estaba preparado el euro, pero sí la oika. La deuda pública estrangula a los más débiles, no porque los griegos sean especialmente morosos ni tramposos, que no lo son más que los demás mediterráneos, que recuerden que nos llaman ´pigs´.

Es entonces cuando hay que administrar esa ingente cantidad de deuda pública, cuando fluye de nuevo a las manos privadas. Fondos de inversión localizados en Luxemburgo, el gran paraíso fiscal de la UE son los administradores, gestores, titulares, de diversas cantidades de deuda. Una de las exigencias de Schäuble en el último rescate a Grecia es que un fondo Luxemburgués „en el que ocupa un sillón de preboste„ administrase 50.000 millones de la deuda griega. Pobre Tsipras, tan sólo le quedaba voz para pedir que estuviera domiciliado en Grecia, ¿y para eso montó un referéndum?

Y ¡tachán, tatatachán!, que diría el gran mago Tamariz, a quien pido disculpas por la metáfora. Ha convertido la deuda privada en créditos públicos contra los Estados ¿soberanos? de la eurozona. W. Schäuble es menos hermoso que Juan Tamariz, pero tiene el Premio Carlomagno, por su contribución al fortalecimiento de la UE, honor que ni siquiera tienen grandes personajes de la historia reciente que hicieron más por la unidad de los pueblos de Europa... ¿O no? Porque trabajar por la cohesión de una amalgama puede ser simplemente una cuestión de presión, como lade la prensa hidráulica que acabó con Terminator.