Por tercera vez consecutiva el PP ha ganado las elecciones en Lorca, situando al alcalde y ahora también diputado regional Francisco Jódar en muy buena posición dentro del partido, lo que a su vez ha despertado su interés (hasta ahora desconocido) por la política regional, adivinándose que su proceder en estos momentos conlleva ciertas aspiraciones en los planos políticos supralocales.

Ello está conduciendo, siendo ya muy apreciable, al distanciamiento de Paco Jódar de los asuntos locales y de la propia gobernanza municipal. Se está dejando entrever que el alcalde lo será oficialmente pero no de facto, lo que podría llevar o bien a un gobierno desde la distancia, sin duda poco eficaz con riesgo de debilitamiento de la política local o bien a la delegación del trabajo propiamente político y de dirección en alguno de sus concejales.

En Lorca la rumorología apunta hacia el delfín, pero no es menos cierto que en el seno del grupo municipal hay otros aspirantes, y ello pudiera desencadenar tensiones en el seno del gobierno municipal, que desde luego nada favorecerían la gobernabilidad y comprometerían el bien general y los anhelos de una colectividad, la lorquina, necesitada de ´buen gobierno´, ilusión colectiva y confianza en su Ayuntamiento, cuestiones que por otra parte tampoco quedan aseguradas con la mayor presencia de Jódar.

Iniciamos este nuevo periodo corporativo con graves desajustes del gobierno local, cuando han pasado dos meses del cuarto aniversario de los sucesos sísmicos de 2011, faltan justamente también dos meses para que se cumplan tres años de las inundaciones de San Wenceslao, y seguimos incursos todavía en la gran crisis económica desencadenada en 2008 con la quiebra de Lehman Brothers, que tan gravemente ha afectado a España, a la Región de Murcia y por ende también a Lorca, donde efectivamente la conjunción de los tres fenómenos citados ha hecho que las consecuencias sobre los ciudadanos hayan resultado muy acusadas.

Precisamente dichas circunstancias y fenómenos aún están presentes, siguen condicionando la vida ciudadana, y, en consecuencia, deben ser punto de referencia obligada para el trazo de la política municipal lorquina en los próximos meses y quizás años.

La grieta de los terremotos ni mucho menos se ha cerrado, siguen los retrasos en el pago de las ayudas, todavía quedan expedientes sin resolver, recursos sin contestar, edificios pendientes de derribo, la reconstrucción del barrio de San Fernando atraviesa serias dificultades, las condiciones de acceso al ´plan vivienda´ lo dificultan, y los damnificados no saben si se renovaran las ayudas al alquiler una vez cubiertos los

plazos de la primera prórroga.

Recordemos a este propósito la reunión mantenida por los representantes de los damnificados días pasados en la Asamblea Regional con los diputados de los distintos grupos políticos. La información es que hubo receptividad. Esperamos los resultados y que al menos insten nuevamente al cumplimiento de las resoluciones que se aprobaron en el pleno extraordinario que sobre los terremotos de Lorca celebró la Asamblea Regional el 24 de septiembre del pasado año y que se haga un verdadero control parlamentario de las inversiones BEI que por valor de 185 millones de euros se están realizando en Lorca, que bien merecerían una auditoria.

Precisamente está de actualidad en estos momentos otro gran proyecto, el de construcción de la Ronda Central, que el gobierno local está preparando a espaldas de ciudadanos y oposición, restando un debate público que a todas luces es necesario dada la transcendencia futura del proyecto y las consecuencias que para el paisaje urbano de la zona representará, ya que anegará para siempre una obra hidráulica importantísima, cual es la Rambla de Tiata. Por eso, frente a las buenas intenciones y mejores palabras esperamos los hechos, traducidos en información constante, contraste de pareceres y diálogo permanente.

Tampoco está cerrada la herida de las inundaciones y a pesar de los casi tres años transcurridos, es tarea política necesaria volver sobre el tema, compensar a los grandes damnificados, e insistir en las medidas de prevención.

Con respecto a las derivadas de la crisis económica, la política local ha de considerar que a pesar del ´repunte del empleo´ (en la mayoría de las

veces temporal y precario), los desempleados todavía se cuentan por miles, que la creación de riqueza es escasa, que la implantación de nuevas empresas está paralizada, que el proyecto de nuevo matadero propuesto por los empresarios del sector en su momento, no encuentra calor ni del Ayuntamiento ni de la Administración Regional, que el comercio, la restauración y la hostelería siguen demandando apoyo y sobre todo un Casco Histórico amable, reparado y atractivo. Que el sector primario, base todavía de la economía lorquina necesita revisión, planificación, coordinación y liderazgo, siempre ligado a la actuación pública y política.

Precisamente en la pasada campaña electoral todos los partidos hoy presentes en el pleno hablamos reiteradamente de ello y por eso el

compromiso, tanto del equipo de gobierno como de los partidos hoy en la oposición debe ser desde el principio confluir en estrategias, medidas y actuaciones que redunden en el avance económico de una sociedad necesitada de él y de los estímulos que lo hagan posible.

A ese propósito tenemos pendiente el conocimiento de las conclusiones del trabajo encargado por el Consejo Social de la Ciudad a las

Universidades de Murcia, y desde IU-Verdes llamamos a un acuerdo político que contemple básicamente la activación económica y el objetivo de pleno empleo, la recuperación del casco histórico y el apoyo decidido al comercio local, las políticas sociales, el desarrollo cultural y el avance de las pedanías del municipio.

Los ciudadanos con su voto han marcado el camino, la duda está en saber si el PP apuntará en esa dirección o si sus dirigentes locales se distraerán en cuestiones internas.