Fue el 14 de junio de 1940 cuando las tropas alemanas desfilaron por los Campos Elíseos y dos sentimientos, la humillación y la vergüenza cayeron fulminantes sobre los franceses. Tres días después, el general Charles De Gaulle funda en Londres el Comité Nacional de la Francia Libre y, desde la BBC, pide a los franceses que resistan a la invasión alemana.

La semana pasada y setenta años después, la alcaldesa de París inauguraba, curiosamente con el rey de España, el Jardín de los Combatientes de La Nueve, en recuerdo a la Novena Compañía de la II División Blindada Francesa, integrada mayoritariamente por españoles (146 del total de los 160), que obligados a huir de España a la llegada del fascismo franquista, lucharon con los franceses y, finalmente, liberaron la capital de Francia el 25 de agosto de 1944.

En el acto de homenaje, Anne Hidalgo, descendiente de españoles exiliados, hizo un elogio cerrado del rey y le trasladó la admiración que suscita entre los parisinos. «Usted es el rostro de la España joven y reconciliada que pasó la página de sus horas oscuras». «Usted es el rostro de una España libre y unida. Es la razón por la que vuestra presencia significa tanto para París. Se lo dice no la alcaldesa de París sino una republicana educada en los valores de la República».

El discurso de homenaje a los españoles republicanos tenía sentido. Durante muchos años, los españoles que participaron en la liberación de Francia fueron olvidados por la historia del país que, tras el fin de la ocupación, quedó especialmente dividido por el colaboracionismo de muchos de sus ciudadanos. Los líderes del momento, con el general De Gaulle a la cabeza, decidieron dar una versión de los hechos que favoreciera el sentimiento nacionalista como forma de orgullo y unión. A partir de entonces, la historia de Francia trató de mitificar lo que realmente había sido la Resistencia invisibilizando también la enorme participación de soldados extranjeros que habían formado parte importante de las distintas divisiones.

En la Segunda Guerra Mundial los soldados españoles estaban convencidos de que una vez derrotado Hitler, las democracias europeas les ayudarían a luchar contra Franco, pero los aliados abandonaron la causa en cuanto acabó la guerra y los supervivientes se vieron obligados a seguir en el exilio.

El acto, celebrado hace unos días, en honor a La Nueve despertaba afecto, pero también ponía fin al olvido de la historia oficial sobre el papel de los soldados españoles en la liberación de París. Según los manuales de historia, el 25 de agosto de 1944 París fue liberada por la Segunda División Blindada del general Leclerc.

Esta versión será la oficial, pero no es la verdadera. La oficial significa que París fue liberada por los propios franceses, grabada en el mármol por el general De Gaulle con el objetivo de dejar atrás las divisiones en Francia durante la ocupación, pero ahora, la semana pasada, quedaba esa teoría oficialmente rectificada. En realidad, las tropas comenzaron a llegar un día antes y estaban lideradas por La Nueve, una compañía compuesta mayoritariamente por republicanos españoles antifranquistas, muchos de ellos anarquistas o comunistas, que se habían alistado en África.

Los jóvenes españoles fueron los primeros en llegar al Ayuntamiento parisino para liberarlo. De la gesta solo sobreviven hoy dos combatientes, ambos nonagenarios: Rafael Gómez, un zapatero jubilado que vive cerca de Estrasburgo en el este de Francia, y Luis Royo, un exlegionario. Por razones de salud ninguno de los dos pudo asistir al homenaje. «Cuando todo parecía perdido, los combatientes de La Nueve encarnaron la opción de la esperanza», recordó Hidalgo. «Demostraron al mundo entero que la libertad no era negociable», dijo la alcaldesa, que recordó el asombro de los parisinos cuando oyeron hablar en castellano a los soldados, PUES pensaban que serían norteamericanos.

Ahora, hace unos días, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, cuyos padres llegaron a Francia desde Cádiz huyendo del franquismo y la miseria de la posguerra, ha sido esencial en el reconocimiento de estos combatientes que en los últimos años han comenzado a ver el agradecimiento de las instituciones francesas, aunque la gran mayoría no ha vivido para verlo. Sin embargo se restablece el orgullo de aquellos españoles republicanos que, aun perdida la guerra contra el golpe de Estado del general Franco, se sumaron a la libertad, luchando contra los nazis y liberando París. Establecimiento de un orgullo y una buena oportunidad para que el rey hubiera puesto también a la historia de España en su sitio y que no supo, o no quiso, aprovechar en su discurso. Y no están las cosas para desaprovechar las circunstancias en polítíca, y menos aún por el representante de la monarquía, que nada tiene que ver con aquella noche oscura de que hablaba la alcaldesa parisina. En este sentido, recordamos que ninguna institución española, tampoco las representativas de la nación, han condenado el golpe de Estado y los cuarenta años de dictadura militar en nuestro país.