Hay autores que dejan profundas huellas en los jóvenes estudiantes que al correr de los tiempos se hacen especialmente visibles. Es el caso del hispanista británico Raymond Carr, fallecido el pasado domingo a los 96 años. El estudio de sus obras en los difíciles años 70 daba una visión de la España contemporánea distinta, alejada de ideologías que en aquel tiempo enfrentaban duramente a las dos Españas. Abrió campos en la historia de nuestro país que para los universitarios de aquella época constreñidos por el régimen franquista suponían un soplo de aire fresco en la comprensión de la sociedad del momento. Su desaparición ha pasado de puntillas por los medios cuando su contribución ha sido tan importante. Su obra ´España 1808-1939´ dio luz a un periodo convulso de la vida española. Su afirmación al final del libro sobre los liberales españoles del siglo XIX refleja fielmente lo que ocurrió en todo el siglo XX: «Enfrentados a su derecha con hombres rígidos que querían conservar la tradición por medio de la fuerza y a su izquierda con doctrinarios que apenas tenían en cuenta las realidades de la vida social y los límites de lo posible, los liberales españoles contaron, seguramente, con escasas posibilidades de éxito».