Unos meses antes de que Sara Montiel falleciera, mi hija la vio en un parque de Madrid. Presentaba ya un aspecto muy deteriorado por la edad y las enfermedades. Precisaba de la ayuda de dos asistentes para poder caminar. No era ni de lejos aquella deslumbrante mujer que puso a sus pies a lo más granado de la intelectualidad de la época: desde actores a científicos con premio Nobel, desde directores de cine a políticos. Decenas de hombres dándose codazos por ser el objeto de su mirada€

Siempre recuerdo el caso del dirigente comunista Juan Plaza, que tras vivir una apasionada relación con Sarita, abandonó a su mujer y a su familia. Un mes después, Sara Montiel lo dejó y se marchó a EE UU con Anthony Man, que se convertiría en su primer marido. Tardó en pasársele el disgusto al comunista español, que años después fue detenido en las inmediaciones del hotel de Buenos Aires donde la actriz se hospedaba. Exhibía una pistola, daba gritos y mostraba un rostro fuera de sí. ¿Qué clase de veneno les daría esa mujer?