Parecía una osadía. Y verdaderamente pocos creyeron que lo íbamos a lograr. Más allá del reconocimiento a las buenas intenciones que presidían nuestro ánimo, una importante mayoría creía que los anuncios que realizamos desde la consejería de Fomento a comienzos de año, referentes a las iniciativas que íbamos a desarrollar en el ámbito de la construcción, no iban a pasar de un voluntarioso ejercicio por nuestra parte para granjearnos el aprecio de todo un sector que desde hacía tiempo clamaba justamente por recibir el trato que necesitaba, de conformidad con su importancia y trascendencia en la vida económica y social de la Región de Murcia.

Pero he aquí que el sueño se ha convertido „se está convirtiendo„ en una hermosa realidad. En apenas algo más de dos meses hemos visto como la práctica totalidad de aquellos buenos propósitos han pasado del plano de las promesas al de los hechos. Y siempre de la mano del consenso y del diálogo con todos los agentes implicados, pues en todo momento esa fue la condición que nos impusimos como de obligado cumplimiento en todo este proceso.

Gracias a la colaboración de todos ellos, hoy Murcia puede ya mirar al futuro de frente y con optimismo, pues en tan escaso tiempo se han sentado las bases normativas y los marcos de actuación que van a permitir un desarrollo económico y social de primer nivel, a la par que siempre respetuoso „faltaría más„ con el medio ambiente. Y es que estamos convencidos de que la creación de riqueza y de puestos de trabajo puede y debe ser perfectamente compatible con el cuidado de nuestro entorno.

Por eso, vaya por delante mi gratitud mas sincera hacia la gran patronal murciana, pues sin CROEM no habría sido nunca factible el aunar la conformidad de constructores, promotores, industriales, agricultores, ganaderos o conserveros a todas estas iniciativas, muy en particular hacia la nueva Ley del Suelo, cuya aprobación se ha llevado a cabo por la Asamblea Regional hace unos días, y que se va a convertir en uno de los ejes fundamentales para el desarrollo de nuestra Comunidad Autónoma durante los próximos años.

Como jamás habría sido posible el sacar adelante estos cambios normativos sin el respaldo y saber hacer de los colegios profesionales vinculados al ámbito constructivo, quienes han sido fieles colaboradores en todo momento para el desarrollo de esta tarea, y cuyos sabios y acertados consejos han sido decisivos en el buen fin de la empresa. Así, pues, mi reconocimiento de corazón a arquitectos, aparejadores, ingenieros de caminos, ingenieros técnicos de obras públicas, ingenieros industriales, ingenieros técnicos industriales, agentes de la propiedad inmobiliaria y administradores de fincas, así como también a los biólogos. Son un auténtico lujo para nuestra Región y lo demuestran día a día, tanto en su quehacer laboral a título particular, como en su implicación a nivel corporativo.

De la misma forma que debo destacar y agradecer las aportaciones de nuestras dos universidades que imparten las carreras técnicas en la materia, ya que tanto la UPCT como la UCAM han puesto lo mejor de su conocimiento y academia al servicio del progreso y la sostenibilidad de las nuevas propuestas. Al igual que la Federación de Municipios de la Región de Murcia, que una vez más ha aportado su importante experiencia en la gestión de la Administración para mejorar todas estas iniciativas en nombre de los 45 Ayuntamientos de nuestra Comunidad.

Y finalmente, aunque no por ello menos importantes, pues de hecho ambos han sido los auténticos responsables de que todos estos proyectos hayan concluido de forma feliz, debo destacar la labor del equipo de la dirección general de Arquitectura, Vivienda y Suelo y de los diputados del Grupo Parlamentario Popular en la Cámara autonómica, quienes en todo instante han trabajado a la par, de forma coordinada y denodada, para llevar esta nave a buen puerto.

Gracias a todos, de corazón y sin excepción, por la generosidad demostrada, tanto en el esfuerzo como en los planteamientos, pues solo así se hace posible que podamos recoger tan pronto una cosecha de tales frutos.

Porque la tarea ha sido en verdad ingente ya que, junto a la Ley del Suelo a la que ya he hecho referencia con anterioridad, debemos destacar la Ley de Vivienda que se aprobó por el Parlamento Regional el pasado mes de febrero, y que ha venido a constituirse en la norma sobre la materia socialmente más avanzada de España, contemplando por primera vez a las casas no como un mero bien patrimonial, sino también como un bien social digno de protección, garantizando el derecho de todos los murcianos a vivir en una morada digna.

Ambos textos, a su vez, se caracterizan por simplificar trámites, acortar plazos, unificar procedimientos y, en definitiva, darnos tranquilidad a los ciudadanos acerca de las cosas que se pueden hacer, cómo hacerlas y los tiempos necesarios para llevarlas a cabo, evitando puntos de vista subjetivos a la hora de la interpretación legal. En definitiva, se ha tratado de mejorar la seguridad jurídica por encima de todo.

Igualmente, entre enero y marzo han visto la luz dos decretos aprobados por el Gobierno regional de suma trascendencia. El primero, con las medidas que contempla el Plan Regional de Vivienda para 2015, dotado con veinticuatro millones de euros al objeto de poder ayudar económicamente a todo el que lo precise en cuestiones como subvención de alquileres, rehabilitación de edificios, erradicación del chabolismo, regeneración urbana o aumento del parque de vivienda protegida.

Y el segundo decreto, sobre el Informe de Evaluación de la Edificación, que establece todos los condicionantes necesarios para obligar a que los edificios de antigüedad superior a cincuenta años (que son más de 9.000 a nivel regional) cumplan una serie de requisitos que garanticen la plena accesibilidad, la eficiencia energética y el buen estado general de mantenimiento de las moradas que los conforman.

Esta última norma, la cuarta de estas características que se aprueba a nivel autonómico en nuestro país, junto con la reciente y más que exitosa celebración de la Semana de la Calidad en la Edificación, la primera que se ha organizado a nivel nacional, han contribuido de forma decisiva a situar definitivamente a nuestra Región en la vanguardia de la excelencia edificatoria, lo que nos llena a todos de legítimo orgullo y se convierte, sin duda alguna, en el mejor acicate para seguir transitando por esta senda en los tiempos venideros.

Y en este sentido, qué mejor escenario que el que nos hemos dado todos los actores anteriormente ya reseñados que el de la redacción del Libro Blanco de la Construcción, cuyo protocolo suscribimos hace unas semanas, y que se va a convertir en la herramienta que va diseñar, siempre de mutuo acuerdo con el sector, la hoja de ruta de cómo queremos que sean la construcción y el urbanismo a nivel regional en el horizonte temporal 2015-2025.

Además, completa esta estrategia un reto, que es también un compromiso: que el proyecto de Ley de Accesibilidad Universal, actualmente en fase de recepción de informes consultivos, se convierta más pronto que tarde en otra hermosa realidad que presentar ante la Asamblea Regional. Y es que las personas con discapacidad tienen derecho a una plena integración, para lo que es necesario que no exista ningún tipo de discriminación motivada por barreras físicas o sensoriales y a que se entienda, de una vez por todas, que para ello se convierte en imprescindible el que la accesibilidad sea de carácter transversal. A tal fin, junto con los representantes de estos colectivos ya estamos trabajando de forma intensa para que estos deseos se transformen y plasmen pronto en ese ansiado y demandado cuerpo legislativo.

En definitiva, y como se puede apreciar, tenemos mucho camino ya andado, pero evidentemente queda aún más por andar. Y queremos recorrerlo buscando la excelencia como objetivo y a través de la calidad, como guía, en todo lo que emprendamos, pero siempre yendo junto con nuestros interlocutores de la mano y de la misma forma que hasta el momento presente: con honestidad, lealtad y generosidad por parte de todos. Los murcianos es lo que queremos. Y también lo que exigimos.