Cada vez con más frecuencia, nos encontramos por doquier señales de alarma ante el mal uso y abuso de las nuevas tecnologías en las relaciones humanas. Extraña paradoja, estar al mismo tiempo hipercomunicados y cada vez más solos. Redes que enredan cuando no sabemos utilizarlas con presteza. El roce, el tú a tú sigue siendo necesario para hacer el cariño. Vivimos en una sociedad con exceso de información, hasta el punto que no hay quien la digiera. Es más, son demasiadas las cuestiones irrelevantes, sin interés alguno. Otras, sería mucho mejor que se mantuvieran en el anonimato y olvido.

Mejor no saber que aprender de forma distorsionada. Se airea la vida sin prudencia ni pudor ante la extraña ganancia de curiosos que pierden su tiempo en dimes y diretes que suben y bajan de tono sin ton ni son. Algo está fallando en nuestra aldea global. Tan lejos y tan cerca; tan cerca y tan lejos. Aviso a navegantes. No es igual el trato personal sin interrupción por sonidos o vibraciones de recepción de los más variopintos mensajes que esa misma relación enredados cada cual con un montonazo de amigos ´electrónicos´. De la famosa frase de aquel anuncio de detergente, «se lo diré a mi vecina», hemos pasado compulsivamente al «se lo diré a mis contactos». Dicho y hecho o lo que refleja más la realidad: apenas pensado, hecho y dicho. No solo nos estamos acostumbrando a que se aireen las vidas en un inmenso patio vecinal, ni que de este río revuelto de costumbres se aprovechen los listillos de turno. El más allá de la cuestión pasa por la propia inseguridad vial, la pérdida de tiempo en el trabajo, la falta de atención en el estudio, la pérdida de la intimidad. Incluso la sorpresa, no siempre grata, de enterarte de asuntos familiares, al mismo tiempo que extraños. Creo que, en cierto modo, hay que volver a lo de siempre. Llamar a las cosas por su nombre y vivir la vida como tiene que ser vivida. El libro de instrucciones lo tenemos a mano. Seguir utilizando cabeza y corazón para conocer, comprender y querer.

Amor, trabajo, cultura, relaciones sociales. Urge mantener una escala de valores centrada en la persona libre y responsable. Seguir formándonos siempre para ser dueños de nosotros mismos y no caer enredados con los artilugios y sus prestaciones de moda. Quien suscribe utiliza algunos de ellos y también las redes sociales. Hecho y dicho: «Se lo diré a mis contactos».