Tras haber llenado enormes bolsas de manifestantes en las calles de Atenas, y logrado transferir luego esos fondos a las bolsas de las urnas, los líderes de Syriza han ido con esa mochila al hombro a negociar con las otras bolsas, empezando por Londres, para intentar un canje de valores: yo deposito mis bonos electorales en la UE, y a cambio la UE deposita en Grecia sus bonos financieros. Podría verse como un lavado del efectivo electoral en negro, para ponerlo en circulación, o como un ennegrecimiento de ese efectivo limpio, para que no circule impunemente por la calle, pero esto ya depende del punto de vista, o de la ideología (en el fondo un punto de vista adornado de festones y puntillas). Me refiero al punto de vista de la City londinense y al de la calle, las dos bolsas por las que respira esta Europa bicameral. La primera ha subido, para luego caer, la segunda aún no se sabe.