Ei cuñado Bernardo es un tipo que le cae bien a casi todo el mundo. Pertenece a esa fauna poseedora de un gran sentido común. Es además, en el lenguaje de aquella otra época, alguien concienciado. Bien, pues este caballero cabal, que recorre sus sesenta y algunos con sangre fresca de la mano de una hija a punto de entrar en la adolescencia, anda completamente perdido de cara a los encuentros electorales que se avecinan. Y lo está porque él, que siempre lo ha tenido claro dentro de su querencia izquierdosa, no sabe para dónde tirar.

Se pone a analizar y percibe que con lo que fue el pesoe se ha quedado sin sitio. Y si para muchos no va a ser fácil seguir respaldando las históricas siglas, en determinadas plazas es tremendo y, en la que a él le corresponde que no es otra que Murcia ciudad, puede llegar a salir urticaria. Desesperado porque el tiempo se le echa encima, el otro día asistió a una asamblea de IU de la que salió enviándole el siguiente mensaje a un amigo: «Tenías razón. Para mantener la fe habría sido preferible no haber ido». Ahondando en el descontrol, una buena parte de cholismo „su otra ideología„ ha caído en manos de un magnate chino y, claro, siendo inspector de Trabajo como es, comprometido con cuanto le rodea, sabe que la economía sumergida con la que le ha tocado lidiar es una broma al lado de lo que el gigante asiático permite y fomenta. Dirán ustedes: ¿Y Podemos? Se le atravesó desde el primer día y sobre todo Monedero le dio tan buen rollo como Cristiano Ronaldo. Ya les digo que tiene olfato porque a todos nos gustaría saber con qué ha contribuido a Hacienda el número tres de los puros por su facturación trasatlántica. Con solo cinco entre la casta europea y ya se les está viendo el plumero. Les viene de cine el poco tiempo que queda hasta retratarse en las urnas.

Lo contrario que a mi cuñado.