Tanta paz te lleves como descanso dejas. Adiós. No te echaré de menos. Tenía muchas esperanzas puestas en ti, pero nada de nada. No puedo decir que todo lo que me has dado ha sido malo, pero, hijo mío, nos has puesto muchas pruebas. Pues eso, que hasta más ver, 2014. Ahora nos preparamos para recibir a 2015. Es un número impar, no es de los que me gusten, pero la esperanza debe reinar, y tiene que ser así porque nunca debemos rendirnos. Esta noche será la última de un largo año y yo la despediré, una vez más, con una gran familia a la que debo mucho. Bueno, con dos grandes familias. Cenaré con los míos y, más tarde, una vez que hayamos cumplido con las doce uvas y las campanadas, voy a volver a reír y disfrutar con mis amigos. No estarán todos los que deben estar, y es que las fiestas multitudinarias, esas por las que el día de Nochevieja estabas nerviosa desde bien temprano, te comprabas ´ese´ vestido especial y te encontrabas con todos tus amigos, ya han pasado a segundo plano. Ahora lo que apetece es no pasar frío, estar cómodo, feliz, sin gastar mucho dinero y compartiendo la última noche del año con un grupo de gente maravillosa que ha hecho que 2014 tuviera momentos mágicos. Feliz Año Nuevo, amigos.