Una cosa son los villancicos, canciones populares alegres que se cantan por Navidad, y otra escribir sobre ella. Es otro cantar, conocido y tarareado por muchos, mientras no pocos nos esmeramos en cuasi dibujar las letras más bonitas y entrañables. Borrón y cuenta nueva, año tras año, Navidad tras Navidad, lucen lunas y estrellas con cierto rubor ante la luz del mundo, un mundo que se asemeja a un inmenso belén repleto de figuras vivientes que andan en sus afanes, atentas o ajenas al gran acontecimiento. Nos miramos unos a otros, con la curiosidad innata de ver y aprender, recordar u olvidar. Son muchos los caminos que se entrecruzan o no por múltiples y variopintos paisajes que cambian de color del día a la noche. Soles y estrellas iluminan el firmamento, extendiendo sus rayos de luz por ríos y mares casi de cuento. Se levantan altivos palacios y castillos, puentes y altísimos edificios. Palmeras de oriente y occidente, árboles frutales, jardines y bosques, pueblos y ciudades. Casas pequeñas y grandes. La gente viene y va, ríe y llora, sufre, disfruta, trabaja, descansa, tiene, carece, busca, halla€ Navidad es un canto a la esperanza. Dios mismo es El que viene, se acerca a nosotros, se abaja. Como Niño recién nacido sonríe ante nuestro asombro. En un viejo portal, al calor de un buey y una mula, entre pajas humilde cuna. Eligió a su Madre, la Virgen María, más excelsa que ninguna, custodiada por el bueno de San José. Una familia, un hogar, un nacimiento, unas dificultades, una historia de Amor, con mayúsculas, que trajo la paz a los hombres de buena voluntad. Cantar de Navidad, cantar de la familia de los hijos de Dios. Somos parte de un monumental belén viviente. Lo que importa es acercarse un poco más al portal cada Nochebuena. El Niño nos aguarda. Su Madre, también nuestra, nos lo enseñará y dejará que lo estrechemos en nuestros brazos y que le demos muchos besos. Llega La Navidad, plazas y calles brillan ataviadas con guirnaldas de luces y adornos. Estrellas y campanas, abetos y flores de pascua, ángeles y pastores. Belenes para visitar. Regresamos a nuestro hogar. Unos vienen, otros van, algunos ya no están€ Como cada Nochebuena, como cada Navidad, la historia se repite con la novedad de volver a empezar. Preparamos nuestras casas para celebrar fiesta tan familiar. El belén, el árbol, los regalos. Nos afanamos por agradar, ayudar, querer a los demás. Nadie escatima esfuerzos. Tarareamos villancicos yendo de allá para acá. Guitarras y panderetas, zambombas y cascabeles. Voces infantiles, ternura, recuerdos, vivencias, emociones. La Nochebuena que viene, la Nochebuena se va. Días de fiesta y calor de hogar. Alrededor de Jesús, María y José. ¡Feliz Navidad!