Cuesta imaginar en estos tiempos que corren que hubiera épocas en las que los niños se divertían simplemente con salir a la calle a correr, a esconderse o a darle al balón. También cuesta imaginar que entre sus juguetes más preciados se encontraran soldados a caballo o futbolistas de hojalata. Y cuesta hacerse una idea, porque solo con pensar la cara de un niño de diez años abriendo hoy en día un regalo el día de Reyes y encontrarse un muñeco de cartón piedra, hace que me entre la risa. Su reacción sería como la de aquel pequeño del anuncio y su tan famoso ´palo´. Aquellos juguetes de los que hablo, los que se regalaban en la primera mitad del siglo XX, se pueden admirar ahora en el Museo de Bellas Artes de Murcia, gracias a la exposición Juguetes para barbudos. No se trata de juguetes, son artículos de coleccionista, joyas del pasado que sobrevivieron al uso infantil, que esconden sentimientos, aventuras, historias y fantasías. Sin duda, una oportunidad para que los más mayores regresen a su infancia y para que los niños de hoy sepan que divertirse y jugar no solo se consigue a través de una pantalla de ordenador.