El pasado 18 de noviembre se produjo un seísmo en la comunidad educativa al elaborar y difundir el Sindicato de Profesores de Enseñanza Secundaria (SPES) un ranking de centros según las calificaciones en las pruebas de diagnóstico del pasado mayo, que evaluaron a 19.000 murcianos de segundo curso de ESO.

En la cabeza del podio aparece, como era de esperar, una mayoría de centros privados y concertados y muy pocos centros públicos, lo que ha ocasionado rimbombantes titulares que, por lo relevante de la cuestión, merecen ser analizados con más rigor.

Entre quienes estudiamos los factores determinantes del éxito escolar es bien conocido el crucial efecto que tienen sobre el rendimiento tanto la situación económica y social de las familias como el entorno. Tanto es así que la OCDE proporciona en su mediático informe PISA un índice que sintetiza la posición económica, social y cultural de cada alumno con las respuestas que éste da a sencillas preguntas como si dispone de lavavajillas en casa o sobre la ocupación de sus progenitores.

Pues bien, los economistas usamos las herramientas que nos proporciona la estadística para poder aislar la contribución que, sobre el rendimiento escolar, tiene cada factor (como ser o no inmigrante, el sexo, el tipo de escuela...). Las conclusiones de todos los estudios de los que disponemos son éstas: los centros privados no contribuyen, por sí solos, a mejorar el rendimiento académico.

La evidencia empírica que respalda esta contundente afirmación es extensa: en España, con datos de PISA 2003 y 2006, los equipos formados por los profesores J. de Jorge (Universidad de Alcalá) y Santín (Universidad Complutense de Madrid), los profesores J. Calero y J. Escardíbul (Universidad de Barcelona) o el formado por J. M. Cordero y E. Crespo (Universidad de Extremadura) han demostrado que, una vez considerados el resto de factores relevantes, la asistencia a una escuela privada o concertada tiene repercusión negativa o nula en las notas. A iguales resultados llega Tarek Mostafa (Universidad de Londres) tras analizar sistemas tan distintos como el alemán, el finlandés, el italiano o el japonés. Finalmente, yo mismo he analizado los datos de los 1.400 murcianos que concurrieron a las pruebas de PISA 2012 llegando a idénticas conclusiones.

En otras palabras: cuando tomamos alumnado de centros públicos con características similares al de los privados, las diferencias en las notas desaparecen y «no existe evidencia para sugerir que las escuelas privadas ayuden a aumentar el nivel de desempeño» (PISA in focus 7).

¿Le preocupa el rendimiento académico de los suyos? Ahorre dinero. La experiencia nos sugiere eficaces (y económicos) remedios contra el fracaso escolar: lea libros junto a sus hijos durante la primaria, dedique tiempo a preguntarles qué han hecho a lo largo del día y discutan en casa sobre asuntos sociales, políticos o culturales. Con esta simple receta aumentará su rendimiento más de medio curso escolar (PISA in focus 10). Además, controlando la asistencia regular de su hijo a clase y fomentando su autoconfianza aumentará en gran medida la probabilidad de que se convierta en un alumno exitoso (PISA in focus 5).

Un consejo más: diversos estudios como los de John Jerrim (Universidad de Londres) o Ildefonso Méndez (Universidad de Murcia) han demostrado que los jóvenes que son educados en valores como la perseverancia, la responsabilidad y la capacidad de postergar recompensas obtienen rendimientos muy superiores al resto. Esto explica, por ejemplo, los excelentes resultados que los alumnos del este asiático obtienen incluso cuando se educan en escuelas occidentales.

A pesar del vínculo de alguna de las cabezas visibles del SPES con un laboratorio de ideas ultraliberales muy cercano al Gobierno regional, no dudo de sus sinceras intenciones de llamar la atención sobre los problemas que aquejan al sistema. Es probable incluso que compartamos gran parte del diagnóstico. Sin embargo, su iniciativa de publicar este ranking sin más ha sido una seria irresponsabilidad con la educación pública y con quienes cada día nos dejamos la piel por ella en sus aulas, que no excluyen a nadie. Desde 2009, 32.800 profesores han perdido su trabajo mientras hemos de atender a medio millón de alumnos más y el presupuesto de educación ha descendido en la Región de Murcia un 19%. En contraste, el pasado 11 de noviembre supimos que la consejería de Educación aumentará en 2015 en ocho millones de euros su aportación a la escuela privada y prosigue su política de extensión de conciertos (San Pablo CEU en Molina y Santa María Magdalena en Ceutí) mientras continúa recortando a la pública.

Volviendo al ranking, no existen garantías sobre la limpieza bajo la que las pruebas se han aplicado y corregido en cada centro. Sin ánimo de cuestionar la honorabilidad de nadie, es un hecho evidente que existen fuertes incentivos para falsear los resultados del diagnóstico por parte de quienes arriesgan su clientela o su puesto de trabajo con un mal desempeño. Tampoco existen garantías sobre el rigor científico de la consejería de Educación en el análisis de resultados. El cálculo de la contribución positiva (o negativa) de cada centro al rendimiento de sus alumnos una vez descontado el factor contextual requiere de un complejo tratamiento estadístico (técnicamente, obtener los residuos de segundo nivel en un modelo econométrico jerárquico) que dudo que se haya llevado a cabo. Si es intención de Educación el seguir facilitando la publicación de rankings en el futuro, les recomiendo que recurran al apoyo técnico de quienes conocemos este campo.