Perdone que le moleste pero, no sé si se acordará de la famosa película de aventuras titulada 55 días en Pekin, rodada en Tecnicolor con los últimos avances de la época en cinematografía. Fue un auténtico bombazo de crítica y público. Me acuerdo de ella porque acababa en The End (estos utilísimos trucos de nemotecnia me los enseñó una gran profesional, la señora Mariló Montero).

Ambientada durante el levantamiento en Pekín, la película narra el sitio al que se vieron sometidas por los bóxers las embajadas de las potencias extranjeras en el año 1900.

Fue protagonizada por el que ahora es un señor finado, otrora presidente de la Asociación Nacional del Rifle Estadounidense y que en sus tiempos mozos actuaba poniendo cara de expulsar ojalmente unas heces duras y dolorosas; hablo del gran Charlton Heston, más conocido como Judá Ben Hur o El Niño de las Cuadrigas. Como actriz principal figuraba la guapa y lujuriosa Ava Gadner, esa preciosa dama que se tiraba a los toreros españoles de uno en uno y con el traje de luces puesto. Solía ejecutar un salto de tigresa de Bengala con tirabuzón que dejaría a Falete muerto de envidia en la piscina esa de la tele. La verdad sea dicha, la mujer era una auténtica belleza.

55 días en Pekín está basada en la novela homónima de S. Edwards y rodada por el semita Samuel Bronston. Se hizo en el año 1963 y costó diecisiete millones de dólares (vamos, que Pujol, si quisiera, podría producirla sin problemas en el Alto Ampurdá. El señor Mas podría hacer de pekinés y Mariano Rajoy de Charlton, El Lavativas, Heston).

Ahora se va a hacer el remake en España, pero van a cambiar Pekín por Perín (esta tambien será un bombazo de crítica y público), porque dicen que, al presidente de la Junta del pueblo de la comarca de Cartagena lo han pillado con el carrito del helado. Vamos, con las manos in the ghetto, como decía el Príncipe Gitano.

Parece ser que el personal se ha dado cuenta por un pequeño desfase temporal sin importancia que ha sacado a relucir la inmersión en la era digital de la diputación cartagenera. O lo que es lo mismo, que el responsable supuestamente adjudicaba a dedo las jugosas y generosas obras.

55 días en Perin esta dirigida por mi compañero de pupitre José López. El film narra como Súper López lleva al juzgado a don Antonio Madrid, Presidente de la Junta Vecinal y a doña Florentina García, concejala del Distrito 1, por el inicio del asfaltado de una calle cuatro días antes de su adjudicación. La película empieza por el principio, como diría la Mariló, con imágenes del concejal llegando al juzgado para interponer una querella criminal contra ambos como responsables del inicio de una obra pública antes de su licitación y de su adjudicación.

El argumento es el siguiente: Madrid se enfrenta a la acusación por prevaricación por admitir el comienzo del asfaltado de medio millar de metros cuadrados de carretera en un caserío de Perín, el mes de agosto anterior. Doña Florentina García está acusada de prevaricación por omisión. En el escrito de la querella se pide el acta de la sesión en la que se aprobó finalmente la obra, para extender la querella a quien votó a favor. Ustedes piensen lo que quieran, pero yo creo que el tocino es de oreja.

Cinematográficamente hablando, para mí, las mejores escenas de la película vienen cuando López incide en que la adjudicación de esa obra estaba en el orden del día de la sesión de la Junta Vecinal del pueblo prevista para fiales de julio pasado. La reunión fue suspendida y no hubo adjudicación. Sin embargo, las citadas obras comenzaron a primeros de agosto. Eso es un poltergueist en toda regla: las obras comienzan solas.

El caso es que estoy con el tole tole de ir a pasar un fin de semana al espectacular campo de la zona oeste de Cartagena. Aunque visto cómo está el patio, si la primera familia perinesa que habitó en la localidad, herreros de profesión y oriundos de La Unión allá por el siglo XVI, levantase la cabeza, le daría a más de uno con la fragua en las costillas.

Perín ha sido donde ha saltado la chispa, seguramente potenciada por la escoria de la fragua de los primigéneos habitantes. Ahora, los supuestos ´figuras´ de nuestra época, tipo «la Tierra no pertenece a nadie, salvo al viento», «Juan Carlos II», «España va bien», «Deme novedades y cuádrese» o el simpático «Viva Honduras» y tibiezas similares está a punto de acabar. Esperemos que a estos del dedo índice, sean del color que sean, le queden dos Telediarios mal contados.

Como se dice en Cartagena: Sincuenta y sinco días en Perín no sé si va a ser o no la gota que colme el vaso, pero lo que sí tengo claro es que las cosas van a cambiar y mucho después de las elecciones del mes de mayo próximo.