Desde Ciudadanos Cartagena (C´S) defendemos que una política urbanística debe estar sustentada en la racionalidad de las medidas y en el consenso vecinal, sobre todo en aquellas zonas ya desarrolladas pero que sufren un alto riesgo de deterioro social. Por eso, una buena política urbanística debe tener fundamentalmente en cuenta también el tejido social, el factor humano, para evitar focos de marginalidad.

Por desgracia, en Cartagena, ni hay consenso vecinal desde el Consistorio ni racionalidad ni criterio en las medidas que para el Sector Estación se han tomado en los ultimos años. ¿Como se explica si no que desde el Ayuntamiento de doña Pilar se instara la construcción de un gran párking en la Avenida de América cuando solo unos meses después anuncian el traslado de la Estación? ¿Cómo creen que los vecinos puedan entender, tras este giro, aderezado con medias verdades, que hay alternativas que pueden incluso beneficiar a su barrio? Y es que, con toda la razón, los vecinos del Sector Estación están hartos del estado de abandono y desidia al que el PP los tiene relegados, y que un párking, como parche, no va a cambiar.

El cambio de criterio, al amparo del ordeno y mando de doña Pilar nos cuesta dinero a todos. A la empresa del párking, que verá muy mermadas sus expectativas; a los vecinos, que verán como el maná del AVE pasa de largo como si del último tren para la recuperación de su barrio se tratara. Perderemos los cartageneros en general, a los que nos han sacado más de un millón de euros del bolsillo en obras para una estación que no será terminal. Y, sobre todo, perderemos la oportunidad histórica de concentrar un nudo de transporte intermodal que une autobús, AVE, tren tradicional, autovías y FEVE en unos pocos metros cuadrados; y todo ello desembocando en un Casco Histórico que perderá la oportunidad de recibir visitantes que no precisan más que abrir los ojos al bajar al andén para disfrutar de una ciudad trimilenaria como Cartagena.

Nadie puede entender la falta de previsión, pero sobre todo la ausencia de un plan estratégico, de una hoja de ruta, tras veinte años de gobierno en los cuales la improvisación, las obras faraónicas, y otras cuya ejecución data del siglo pasado, pero que aún no están ni terminadas, han sido la tónica de un gobierno popular sin luces, pero sobre todo sin lumbreras. ¿Dónde está si no la necesaria participación de los profesionales técnicos y funcionarios con los que cuenta el Ayuntamiento, así como de los colectivos ciudadanos? Preguntándonos esto, solo nos cabe una respuesta. Un plan estratégico no puede estar en la cabeza, y los intereses, de una sola persona y sus tres acólitos. Ni siquiera, que tampoco es el caso, en manos de un gobierno enrocado en su mayoría absoluta. Por eso, hasta ahora, el único plan ha sido el del rodillo. El rodillo de doña Pilar.

Cartagena es pasado, con su historia, pero también presente y sobre todo futuro. Y ese futuro debe estar en manos de todos los ciudadanos. Se acercan aires de cambio que devolverán a los ciudadanos la posibilidad de escribir ese futuro entre todos.