Rotonda de Isla Grosa (Murcia). Dos menos cuarto de la madrugada del domingo 21 de septiembre. Control de alcoholemia. Una patrulla de la Guardia Civil da el alto a un vehículo en el que viajan dos hombres y dos mujeres. Los integrantes vienen de la Feria de Molina de Segura.

Lo que presuntamente pasó. Un agente se dirige al conductor, pero al instante lo interpela el copiloto: «¿Alguna novedad?», pregunta el pasajero. El policía se sorprende y le pide la documentación. El copiloto se baja entonces del coche y con paso vacilante y fuera de sí le pide de nuevo al agente que le dé el parte de novedades, al tiempo que le ordena que se cuadre, ya que se encuentra ante el delegado del Gobierno. Como indica el reglamento, el guardia le sigue pidiendo que se identifique con el DNI. En vano. En pocos minutos se forma un atasco de narices, hasta que llega un capitán que deja que se marche el vehículo sin someter a sus conductor a ningún tipo de prueba, aunque pide a los agentes que reflejen lo ocurrido en un parte.

Lo que a Bascuñana le hubiera gustado que ocurriera. El agente se dirige al conductor, pero reconoce a su copiloto (ha visto su foto casi a diario en la prensa desde que fue imputado en el caso Novo Cartago). «¿Alguna novedad?», pregunta el político. «¡Sin novedad en Isla Grosa, mi delegado del Gobierno!». «Buenas noches, agente». «¡A sus órdenes!». Y el agente los deja macharse sin someter al conductor a ninguna prueba y sin reflejar nada en ningún parte.

Las novedades. Las ha habido, señor Bascuñana, y no de poca monta, en Isla Grosa, en la Avenida Teniente Flomesta y en San Esteban. El Tribunal Superior de Murcia ha desestimado su recurso y confirma su imputación por prevaricación en el caso Novo Cartago. Un contratiempo no menor que lo vuelve a poner en la picota. Otra novedad es que su compañera de partido, la alcadesa de Cartagena, se ha negado a declarar como imputada ante la Justicia (lo mismo que hizo usted el pasado 21 de julio). Ella, en su condición de aforada. De modo que el caso tendrá que pasar al Supremo.

La Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) ha pedido, por su parte, a través de un comunicado que se depuren responsabilidades en el «incidente que tuvo el delegado del Gobierno en Murcia con miembros de la Guardia Civil cuando realizaban su servicio cotidiano».

Más novedades. Como ya sabe, la Justicia anda investigando a Valcárcel por sus viajes de placer pagados por Hefame. La farmacéutica murciana, que tiene contratos con la Administración, ha salido en su defensa. A los viajes los llama Congresos (la lengua admite que la manoseen sin quejarse demasiado) y afirma que se celebraron en Cuba, en Estambul, en Berlín y «en el Egeo» (sic). ¡Un congreso en el Egeo!, así como suena. Me imagino que el juez les pedirá ciertas precisiones, porque lo de «en el Egeo» es más bien vago.

Y no queda aquí la cosa. También se anda investigando la relación que pudo haber entre Rafael Galea, promotor de Novo Cartago y el expresidente de la Comunidad autónoma. Presuntos viajes en jets privados, reuniones en yates, contratación de familiares directos, regalos ...

Todo un entramado de favores y trueques, que de ser ciertos constituirían un escándalo de órdago, y vendría a confirmar lo que ya está en boca de todos: que este proyecto urbanístico ilegal tenía padrino y no de los menos influyentes.

Como ve, sí que ha habido novedades desde la madrugada de aquel sábado fatídico. Lo único que no ha cambiado es su determinación de aferrarse al cargo, convencido de que pertrechado en la delegación del Gobierno podrá defenderse mejor. La pelota está ahora en el tejado del Gobierno central. Y por ese flanco, también se espera en breve alguna novedad.