Llegaron sin avisar. Comenzaron a propagarse entre unos pocos. Se distribuyeron rápidamente como una plaga interminable. Y amenazan con convertirse en un problema para todos nosotros. Sí, señores, hablo de las listas de Facebook. La última moda (o tontería, como prefieran llamarlo) en las redes sociales. Seguro que a muchos de ustedes les habrá llegado en estos últimos días una notificación de cualquier conocido (decir «amigo» hablando de Facebook me parece una temeridad teniendo en cuenta que hay personas que tiene más contactos de los que podría conocer en una vida, o en dos) que le pide que escriba los 10 libros que más le han marcado en la vida. O las 10 películas. O los 10 discos. O sus 10 platos preferidos de los que cocina su madre. Reconozco que soy el primero en ´sopar´ lo que escribe la gente. Siempre puede haber alguna sugerencia interesante. Pero la raíz del problema es seria. Todo empezó con lo del cubo del agua, que al menos tenía un fin benéfico (o eso decían). El problema es que cualquier día nos van a pedir que nos tiremos de un puente o nademos con tiburones. Y no estoy dispuesto a convertir mi vida en un juego de la oca. Paso.