El Gobierno retira el proyecto de ley del aborto y el ministro Ruiz Gallardón dimite. El pasado martes todas las personas feministas tuvimos un motivo de alegría. Se ha parado el intento de agresión que el Gobierno y el hasta ahora ministro de Justicia querían imponer a la libertad de conciencia y de elección de las mujeres. El martes fue el día de la victoria, pero, como decían los antiguos estrategas, ganar una batalla no es ganar la guerra. La guerra continúa.

¿Qué significa la retirada de este anacrónico proyecto de ley? De momento que ha ganado la democracia. La voluntad popular se ha expresado radicalmente durante muchos años a través de los movimientos feministas „en diversas y multitudinarias manifestaciones„, reclamando el derecho a una maternidad libre y responsablemente elegida. Las mujeres no somos menores de edad que necesitemos ser tuteladas. El derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, nuestra vida y nuestra maternidad es un derecho humano, inherente e inalienable. Y ningún Gobierno está legitimado para restringir tal derecho en nombre de creencias religiosas o morales.

Pero bien está lo que bien acaba. De momento, el pulso que se mantenía con el Gobierno se ha ganado. Un Gobierno que, como sabemos, pretendía „y mucho nos tememos que sigue pretendiendo„, recortar los derechos y libertades de las mujeres.

Sin embargo no es momento de confiarse, ni de bajar la guardia, pues la causa de que el Gobierno haya retirado este proyecto de ley no es otra que la creciente impopularidad que está acumulando en todas las capas de la sociedad, incluidos muchos de sus votantes. Ruiz Gallardón ha sido el chivo expiatorio que el Partido Popular ha sacrificado para recuperar parte del terreno perdido y para tratar de parar la caída en intención de voto ahora que se acercan las elecciones.

Las voces que nos llegan desde el Gobierno indican que todo se hace en nombre del consenso. Sin embargo, el Partido Popular mantiene el recurso interpuesto ante el Tribunal Constitucional „para lo que no pidió consenso alguno„ encaminado a que la actual ley de interrupción del embarazo sea declarada inconstitucional. Se trata de ´pasar la pelota´ a los tribunales y que sea esta institución la que le ´resuelva´ el problema.

Por otro lado, Mariano Rajoy ya ha advertido que seguirán «estudiando fórmulas para conseguir mayor acuerdo en la reforma», es decir, que sigue habiendo una intención más o menos oculta de restringir los derechos actuales

Visto lo visto, esta pretendida retirada de la ley y la consiguiente dimisión del ministro que la defendía parecen una cortina de humo para ocultar la realidad. Mientras no se retire el recurso ante el Constitucional no debemos bajar la guardia. La movilización social que se ha visibilizado en movimientos como la ´marea violeta´ o ´el tren de la libertad´, entre otros, debe continuar exigiendo no solo la retirada del recurso sino una ley que garantice, de una vez por todas y para siempre, aborto libre, seguro y gratuito . Y fuera del Código Penal.