Después de veinte días debutando en eso de llevar a mi granuja a la guardería, ya estoy en condiciones óptimas de establecer de manera científica los diferentes tipos de papás que existen en el planeta. Antes de entrar en materia, dejemos bien claro que el apartado de mamás es mucho más variable e interesante que el del mundo masculino, pero no me atrevo a profundizar en el misterioso cerebro femenino ni por todo el oro del mundo. Básicamente son tres tipos de padres los que se pueden ver en un centro infantil bien temprano. Los primeros son los que se quedan en el coche. Este grupo es voluntarioso porque madruga, pero poco valiente, ya que evita perderse el momento crítico de desprenderse del bebé. Paso. El segundo grupo lo componen los padres que no entran al centro salvo que vayan acompañados de sus esposas, posiblemente para proyectar la imagen de una familia feliz. No me convence, me parece cursi, en serio. Y en el tercer grupo sí que me incluyo yo. Somos los primerizos. Los novatos. Algunas madres nos miran raros, pero otras ya saben que, sin instinto maternal, podemos hacerlo, como mínimo, igual de bien que ellas.