Cuando en un pleno de 1995 la corporación del ayuntamiento de Cartagena rechazó la construcción de una macrocárcel en el municipio, satisfizo las exigencias de muchos vecinos y asociaciones que hicieron bandera contra el proyecto, pero frustró las expectativas de otra parte de la sociedad -y de un buen sector del empresariado local- que no entendía que el argumento principal de los opositores (sostenían que el centro penitenciario era sinónimo de mayor inseguridad ciudadana, nada más lejos de la realidad) inclinara la balanza en la decisión de los políticos. Casi 16 años después, Campos del Río presume de una instalación penitenciaria que, además de no haber incrementado el número de delitos en la localidad (a las estadísticas del ministerio del Interior me remito) funciona en realidad como una empresa que deja beneficios en su zona de influencia. He tenido oportunidad de hablar con algunos de los actores que participaron en su día en la campaña contra la cárcel de Cartagena y, al menos ahora, me han admitido que tal vez se precipitaron con su vehemente postura y con el perjuicio que pudieron ocasionar a la economía local.

Me venía a la cabeza precisamente este proyecto cuando el presidente de Repsol, Antonio Brufau, defendía esta misma semana en Cartagena el ´fracking´ , el nuevo sistema de explotación de recursos energéticos que ha permitido a Estados Unidos superar su dependencia del mercado exterior, con lo que ha relajado su papel de guardián de la seguridad mundial. Sostenía, basándose en datos científicos y empíricos, que «no representa ningún problema en materia de seguridad». Al amparo del ´fracking´ han surgido dos posturas antagónicas e irreconciliables. Las voces de los defensores y los detractores, sin embargo, se elevan por encima de sus argumentos, con lo que el debate mesurado que requieren estas controversias se pierde en un vocerío de calle que no conduce a ninguna conclusión. Y, en medio, de nuevo los vecinos que, lógicamente, se oponen a cualquier plan que cuestione, aunque sea mínimamente, la seguridad de su entorno. La alarma ha saltado en el Noroeste, ante los tres proyectos que hay en estudio en la Región y en zonas aledañas y creo que hace bien la dirección general de Industria en exigir a los ayuntamientos implicados que vigilen a las empresas que estudian si es factible la extracción de hidrocarburos mediante la técnica del ´fracking´. También será imprescindible responder a todas las dudas y disipar los temores vecinales antes de aprobar ningún proyecto, porque no hay nada peor que el desconocimiento. Y, evidentemente, si se aprueba, deberá beneficiar a la zona en la que se levante.

Carthagineses y Romanos. Me van a permitir que este domingo haga patria y presuma de las fiestas de mi pueblo. Recuerdo perfectamente los primeros años de este ´invento´ -que nació en 1989, uno después que este periódico- en el que la familiaridad era la nota predominante, porque en realidad eran muy pocos los que se vestían de época y muy pocos los que estábamos a diario en el pequeño campamento hasta la madrugada. La fiesta creció por encima de todas las previsiones y se ha convertido, tras un cuarto de siglo, en una referencia ineludible del panorama festero de la Región, que merece la pena conocer. Y tanto antes como ahora, ha sido apoyada desde estas páginas.