Ver a María del Carmen Crespo sentada en la sala de la Audiencia Provincial sujetando entre sus manos una foto de su esposo, el empresario de Cuesta Blanca Jerónimo Roca, mientras miraba a los ojos a quienes presuntamente lo asesinaron impresiona. Y oirla decir «lo que me han robado es a mi marido» le hace reflexionar a uno sobre qué cosas son realmente importantes en la vida. Máxime cuando esa frase la dijo a raíz de que un abogado de la defensa le preguntó por qué no había dicho antes que quienes asaltaron su casa, la maniataron, la amenazaron con un machete en el cuello y le pegaron un tiro en la cabeza a su marido, además de la vida de su compañero durante años, también se habían llevado 750 euros. Y es que en este mundo en el que muchos piensan que todo tiene un precio, afortunadamente, aún quedan personas que saben cuál es el valor auténtico de las cosas.

Valores es de lo que adolecemos cada vez más en un mundo en el que algunos apuestan más por la división que por la unidad, pero en el que, al menos en muchos de sus rincones, prevalece la voluntad de las mayorías. El ´sí´ o el ´n0´ con el que tanto nos han machacado esta semana por el referéndum sobre la independencia de Escocia no es más que una escena más de un capítulo de una temporada de la historia de los hombres. Una historia en la que la elección siempre ha estado presente y en la que parece no haber término medio. Blanco o negro, de derechas o de izquierdas, monárquico o republicano y, en el caso de nuestra ciudad, marrajo o californio y, al hilo de la actualidad festera, carthaginés o romano.

Elegir es algo que hacemos constantemente a lo largo del día sin ni siquiera darnos cuenta y, precisamente por eso, porque tenemos opciones, somos libres, incluso libres para equivocarnos. Como, en mi opinión, se ha equivocado la Junta de Cofradías al escoger precisamente el día de inicio del 25 aniversario de las Fiestas de Carthagineses y Romanos para presentarle a la alcaldesa un congreso regional de cofradías que se celebrará en noviembre. ¡No habrá días para hacerlo! Además, recuerdo que hace unos meses, el presidente de tropas y legiones, Javier Ibernón, afirmaba con rotundidad que los actos para conmemorar esas bodas de plata no comenzarían hasta que se disparara el último cohete por la recogida del último trono de la Semana Santa. Este gesto de respeto cobró aún más valor el viernes, donde los festeros incluyeron en el emotivo homenaje a la ciudad grandes elogios a sus procesiones. Me consta que a muchos festeros no les ha sentado nada bien que los cofrades hayan tenido tan poca sensibilidad en un año tan especial para ellos. Además, no es la primera vez que los dirigentes procesionistas tienen un gesto similar. Este mismo año, en la víspera del inicio del Carnaval, los cuatro hermanos mayores se sentaron en una mesa redonda para analizar la situación de la Semana Santa. Que digo yo que no podrían haber esperado a que doña Cuaresma se impusiera a don Carnal.

En fin, que cada uno haga su examen de conciencia y que cuente y compare el número de asistentes al pregón de los cortejos religiosos con el del pregón de las fiestas históricas.

Volviendo a las elecciones, no sé si el PSOE y su secretaria general, Ana Belén Castejón, habrán acertado con el lema para el arranque de la carrera de las municipales del próximo mes de mayo, ´Imagina Cartagena´, porque se lo ha puesto en bandeja al PP para burlarse de que los socialistas sólo imaginan, mientras los populares gobiernan. Pero Dios me libre de dar ideas.

Y si hay una elección que ha sido importante para Cartagena es la que Repsol hizo de gastarse 3.200 millones de euros para transformar una refinería obsoleta en una de las tres mejores de Europa, como nos ha recordado el presidente de la petrolera, Antonio Brufau, en su visita a la ciudad de esta semana. Porque el dinero no da la felicidad, pero ayuda. Si no, que se lo digan a los millones de parados, parece que cada vez menos, que apenas ven un euro.