Se ponen en contacto conmigo los de ACNUR. Los conozco de hace mucho tiempo€ A esta gente me la encontré en Tinduf, en la Hammada argelina, allá por el año 1996, haciendo lo que podían para llevar agua a los campos de refugiados saharauis, cuando yo también andaba por allí con un grupo de bienintencionados amigos intentando cambiar un poquico de este jodido y puñetero mundo. A lo largo de este tiempo nos hemos cruzado en varias iniciativas, y me los he topado en muchos medios y noticieros. Y los he seguido en su inmensa, gigantesca, titánica labor para con todos los refugiados, se produzcan donde se produzcan.

Las siglas ACNUR obedecen a Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Tiene dos premios Nobel de la Paz, en 1954 y en 1981, y, también en 1991 el Premio Príncipe de Asturias, pero con todos esos laureles apenas si disponen de dinero. Es triste, muy, muy triste€ Me dice mi comunicante que el prestigio solo no da de comer, que la gente se muere a chorro en los campos de refugiados de Siria, del Sudán, de África, en Asia, Sudamérica€ La ONU les facilita cobertura política, diplomática y estratégica, les cubre su operatividad, para poder estar en todo el mundo bajo sus auspicios, para mantener la movilidad y presencia allá donde se necesitan, pero los desbordan los millones de bocas que alimentar, casi todas mujeres, ancianos y niños. Ahora mismo están intentando dar de comer a más de diez millones de personas. Para que os hagáis una idea comparativa, más que toda la población de Portugal.

¿Es posible que este mundo produzca tamaña indignidad? le pregunto. Es posible, y es real€ no me preguntes lo que quizá no quieres saber, me contesta€ Sus cuotas de asociados, que hasta ahora han partido de veinte euros al mes, en los casos de jubilados y familias con escasos medios españoles, sigue informándome, han decidido bajarlas, y ponerlas€ ¡desde cinco euros! A mí se me cae la cara de vergüenza, le digo, es todo tan miserable€ «No, no lo es „se apresura a aclararme„. Mira, existe un alimento de alto valor energético y nutricional, el Pumply´nuts, que permite ganar a un niño desnutrido un kilo por semana, y que salva muchas vidas, y que podemos comprar tres o cuatro por un solo euro€ Fíjate, prosigue, que si un jubilado como tú da cinco euros al mes, aunque solo sea durante cinco o seis meses nada más, podemos alimentar de veinte a veinticinco niños durante casi un mes€ ¡solo con esos cinco euros de los que tú te avergüenzas! No tienes ni idea de lo mucho que se puede hacer con tan poco€». Y lo mismo me cuenta de vacunas, medicinas€

Seguimos hablando un poco más, pero lo cierto, la verdad, es que se me hace muy cuesta arriba. Existen una serie de condenadas historias personales, tremendamente reales, en stories.unhcr.org. que no sé si aconsejaros que las veais. Tengo mis dudas. Por un lado no me asiste ningún derecho a remover la conciencia de nadie, y por otra parte me pide el cuerpo cosa mala hacerlo, así que cada cual haga lo que le plazca.

Es lo mismo que yo he hecho, al fin y al cabo. Hacer uso de mi libre albedrío. Y, miren, he optado por también convertirme en limosnero de ellos. Este artículo de esta semana está escrito con ese único y exclusivo fin. Con toda la mala leche del mundo. Porque hay que tenerla mala cuando a uno se le pone mala. Y hacer lo que pueda, incluso jodiendo la apacible y bendita conciencia del personal ajeno a uno€ Así que aquí me tenéis y en esas mismas estamos. Yo estoy dispuesto a pasarte la cesta de misa dándote con ella en las narices€ ¿Estás dispuesto tú a responder?... Posanda, dímelo€