La palabra que lo define creo que es ´liberación´. Eso es lo que sentimos muchos padres y madres cuando los niños retomaban sus obligaciones educativas este lunes. Mientras yo esbozaba una sonrisa de oreja a oreja tras salir del colegio de dejar a mis dos asilvestrados hijos -así es como han quedado después del verano-, me compadecía del papelón de su profesora, que se las tiene que ver con cerca de 30 niñas y niños de cuatro años que llegan tras días y días de vacaciones a la carta. A los que les encanta quejarse del largo verano del profesorado les ponía a trabajar solo esta semana con los escolares, y ya si eso hablábamos en unos días. A los míos los vi encantados de volver a ver a sus amigos, no sé cómo habrán dejado la clase ellos y el resto de camaradas después de este primer día de disciplina impuesta. Por fin vuelve todo a la normalidad, las fieras están recogidas en sus jaulas respectivas para volver a ser domesticadas y convertirse en aquellos que nos deben sacar a todos del bache. Bueno, 'seño', ahí te dejo la parte que te toca. Suerte y al toro.