En el periodo democrático hemos tenido siete Leyes de Educación, y otras tantas decenas de Reales Decretos modificando o alterando el sistema educativo. Esto nos ha llevado, como no podía ser de otra forma, a estar en el pelotón de cola.

En cuanto al Sistema Universitario, se realizó la ´gran reforma´ para adaptarnos al Espacio Europeo de Educación Superior en el año 2007. Hasta el año 2010 no entró en vigor en su totalidad, encontrándonos en la actualidad con los primeros titulados fruto de esa reforma y con la maquinaria universitaria totalmente engrasada, funcionando y mejorando el nuevo modelo.

Pues bien, ahora se le ocurre al ministro Wert la idea de modificar nuevamente el sistema universitario, para que, de esta manera, las Universidades no puedan centrarse en formar debidamente a los alumnos y tengan que estar trabajando en modificar planes de estudio, reubicar a profesores, conseguir las nuevas acreditaciones de Aneca, etc. Justo lo contrario de lo que realmente necesitamos.

Entiendo perfectamente que el actual modelo universitario pueda necesitar mejoras. Pero la reforma que precisamente pretende introducir el ministro viene a agravar el principal problema de la Educación Superior en España. Se incide en la enorme confusión que está generando en la sociedad, empleadores y alumnos, el desorbitado y caótico número de titulaciones, tanto de Grado como de Máster, existentes y que no logran identificar correctamente al titulado.

Ahora, para más inri, se pretenden introducir duraciones diferentes en los títulos, de tal forma que las universidades tengan libertad para implantar Grados de tres años o de cuatro años de duración, y Máster de uno o dos años de duración. Va a significar una confusión aún mayor y no ayudará a fomentar la empleabilidad de los jóvenes universitarios, sino que generará más asimetrías entre nuestros universitarios. Pero también perjudicará en la homologación del resto del mundo, impidiendo la correcta movilidad de nuestros profesionales.

Cuando se promulgó el RD 1393/2007 por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales, se realizó un estudio a fondo de la situación de los estudios universitarios en Europa y en el resto del mundo. Fruto del mismo se optó por una duración de los Grados de cuatro años (240 ECTS) y Máster de uno o dos años (60-120 ECTS), por ser la opción mayoritaria en el resto de países.

No obstante, también es cierto que mientras que en EE UU, América Latina, Asia, etc. los Grados (Bachelor) son de cuatro años, en Europa son mayoría los países que han optado por Grados de tres años; pero tampoco es menos cierto que la mayoría de países europeos con Grados de tres años comienzan sus estudios universitarios a los 19 años. Por tanto, se equiparan con los nuestros en la edad de finalización de los estudios a los veintidós años. Y lo que también es cierto es que los países con Grados de tres años están replanteándose adaptarlos al orden mundial y pasar a los cuatro años de duración.

Como se puede ver, el Sistema Educativo Español se debería analizar en su conjunto, y no de forma separada, teniendo en cuenta los diferentes niveles de formación (primaria, secundaria, bachillerato, formación profesional, universitaria), para conseguir los objetivos deseados. Sin olvidar las enormes afecciones que tiene sobre el empleo de los jóvenes españoles.

Desde aquí solo le pido al señor ministro una reflexión profunda al respecto y una interlocución con los agentes sociales y corporaciones profesionales, pero lo más importante que le pido es ´responsabilidad´ para con la sociedad a la que sirve, y le invito a consensuar un Gran Pacto de Estado que posibilite la estabilidad que la Educación española requiere y nos aleje de los improductivos vaivenes educativos a los que desgraciadamente estamos acostumbrados.