Vestimenta, atavío, vestuario, ropa, ropaje, vestido, ajuar, atuendo, conjunto, equipo o ¡Vaya usted a saber! Ya hace tiempo que en verano los armarios parecen estar sin fondo, literalmente desfondados, sin fundamento a qué atenerse. Es un tira y afloja más bien flojo entre la comodidad y el buen gusto, la ética y la estética, el me importa o me tiene sin cuidado. De calores y sudores, al gusto le salen los colores en busca del sentido del ridículo a punto de superar la hegemonía del menos común de los sentidos. Mirarse al espejo nunca pasa de moda, lo malo es que los cuentos quedan al margen de la realidad y el mágico ´espejito, espejito´ ha dejado de funcionar. Lejos y cuasi olvidado quedó aquello de guardar las apariencias con el riesgo de perder no sólo el sentido de la auténtica belleza sino el de la propia dignidad al dejar que se diluya con la masificación de las costumbres en el vestir, llegando en no pocos casos a anular la propia personalidad. La ropa se pone y se quita en un santiamén sin ningún tipo de miramiento o condición. Cierto que cada cual tiene su gusto y libertad pero sería conveniente, al menos de vez en cuando, dejarse asesorar. Las altas temperaturas no tienen por qué ser causa de proliferación de la chabacanería, pero el mal gusto rebasa todos los niveles durante la época estival. Trapos y harapos, rotos y descosidos quedan lejos de la auténtica prenda de vestir. La comodidad no está reñida con el buen gusto, ni el sentido práctico con la elegancia. Tampoco es necesario contraponer lo caro y lo barato. Existen cadenas de tiendas que ofertan ropa asequible y de última moda. La distorsión surge cuando se olvida tipo, edad, circunstancias y€ a los demás. El respeto es condición sine qua non de la buena convivencia, juntos pero no revueltos. Sin esperarlo nos encontramos ante extraños festivales de disfraces repletos de tristes figuras. La corporalidad expresa los estados de ánimo. Según vamos vestidos mostramos el cuerpo o la persona. El pudor permite custodiar la capacidad de amar. Se vuelca la intimidad con la persona que se quiere. La moda también es cuestión de carácter y personalidad. Moda a nuestro modo que no desdiga de nosotros mismos. Días de sol y vacaciones por doquier. Los equipajes van y vienen. Bolsas y maletas preparadas con lo necesario y un sinfín de ´por si acaso´. Modas y modos de ayer y hoy, fondos de armario y armarios desfondados. La vida misma se convierte en una pasarela por donde todos desfilamos luciendo genio y figura. Entre nosotros, excelentes diseñadores, modistos, modelos y mucha gente que sabe vestir bien. La cuestión de cada día sigue siendo la misma: ¿Qué me pongo?