No me refiero a este artículo, pero gracias anticipadas por echarle un vistazo. La cuestión que planteo es tan sencilla como el pedaleo estival, porque igual que las bicicletas, los libros también son para el verano. No sé si las editoriales harán su agosto eligiendo a los mejores escritores o a los que están de moda, pero somos muchos los que intentamos aprovechar los meses de intenso calor para sumergirnos en la lectura.

Desde distinta procedencia recibimos propuestas varias sobre los libros que podríamos leer. Lo habitual es que les echemos un vistazo e incluso que nos llame especialmente la atención algún autor o tema sugerente. En el fondo, los buenos lectores aparte de releer, disponen de un bagaje escogido con ágil premeditación. La lectura es un lujo al alcance de la mayoría aunque no son pocos los que van pasando las páginas de su vida sin abrir un libro. Hay épocas en las que prácticamente nos bebemos los libros, otras, casi los desterramos, pero en general disfrutamos de tenerlos en nuestras manos. Desde las grandes obras de la literatura universal a los best sellers del momento, las anaquelerías de la historia nos brindan la oportunidad de ir estructurando nuestra biblioteca personal. Libros en papel y electrónicos para leer largo y tendido. Aparte, la vida nos va enseñando a leer, a veces a trompicones, a través de acontecimientos que exigen una lectura atenta y reflexiva para releer de cuando en cuando en los márgenes de la existencia. Historias de guerra y de paz; historias de abusos y corrupción; historias desconocidas de gente buena; historias de amor y de odio; historias que hacen historia; historias€para leer y recordar, para leer y olvidar, para leer y reír, llorar, soñar€ o volver a escribir la historia€, pero esto son otras lecturas. Recuerdo un verano de mi adolescencia que leí nada menos que veinticuatro libros€toda una borrachera de lectura.

Con el pasar de los años no sé los que habré leído pero confieso que disfruto volviendo a leer anotando en los márgenes de mi memoria, con la esperanza e ilusión de aprender a escribir a pie de página de la vida, contando historias imaginarias y reales que un día no muy lejano sirvan para leer. Entre los libros escogidos para este verano sobresalen los cuentos de siempre: Cenicienta, Blancanieves, Los tres cerditos, La sirenita€ porque voy a estar con gente menuda y he sido escogida para leer€ al tiempo que contemplo cómo comienza a escribirse su historia.