Ya van cien niños muertos en Gaza. Por favor, repitan conmigo: cien niños muertos en Gaza. Ahora díganlo otra vez: cien niños, y una y otra vez más, cien, cien, cien, cien, cien, cien.

Y ahora cierren los ojos y cuéntelos uno a uno imaginándolos. Siento darles el día, pero yo voy a hacerlo en esta columna por ustedes: Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis (chupete ensangrentado), siete, ocho, nueve, diez (juguetes rotos), once, doce, trece, catorce (ojos cerrados), quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho (herida abierta), diecinueve, veinte, veintiuno, veintidós (el cuello segado), veintitrés, veinticuatro, veinticinco (una mano que cuelga), veintiséis, veintisiete, veintiocho, veintinueve (el vientre abierto), treinta, treinta y uno, treinta y dos (la hemorragia que no para), treinta y tres, treinta y cuatro, treinta y cinco, treinta y seis (hermanito que mira el cuerpo sin entender nada), treinta y siete, treinta y ocho, treinta y nueve (sangre en la cara), cuarenta, cuarenta y uno, cuarenta y dos (muñeca destrozada), cuarenta y tres, cuarenta y cuatro, cuarenta y cinco (el llanto brutal antes de la muerte), cuarenta y seis, cuarenta y siete, cuarenta y ocho, cuarenta y nueve (una oreja colgando), cincuenta, cincuenta y uno, cincuenta y dos, cincuenta y tres (el rostro en guiñapo), cincuenta y cuatro, cincuenta y cinco, cincuenta y seis, cincuenta y siete (mejillas laceradas), cincuenta y ocho, cincuenta y nueve, sesenta (una pierna amputada), sesenta y uno, sesenta y dos, sesenta y tres (dolor insoportable), sesenta y cuatro, sesenta y cinco (la sonrisa borrada), sesenta y seis, sesenta y siete, sesenta y ocho, sesenta y nueve, setenta (una muñeca rota aún entre las manos), setenta y uno, setenta y dos (huesos machacados), setenta y tres, setenta y cuatro, setenta y cinco (la cara manchada de barro), setenta y seis, setenta y siete, setenta y ocho (cuerpos infantiles amontonados), setenta y nueve, ochenta, ochenta y uno (los brazos cruzados sobre el pequeño cuerpo), ochenta y dos, ochenta y tres, ochenta y cuatro (silenciosos en la morgue), ochenta y cinco, ochenta y seis, ochenta y siete (el pelo calcinado), ochenta y ocho, ochenta y nueve, noventa (los ojos entreabiertos), noventa y uno, noventa y dos, noventa y tres, noventa y cuatro (harapos en el cuerpo), noventa y cinco, noventa y seis, noventa y siete (la boca abierta congelando el último grito), noventa y ocho, noventa y nueve€

Cien. Cien futuros segados. Cien montones de jóvenes huesos. Cien pobres tumbas en los campos. Cien niños que lo fueron. Cien sonrisas borradas. Cien madres rotas. Cien niños de Gaza.

Quizás sea un mal recurso literario, pero les propongo que terminen esta columna conmigo volviendo a contar hasta cien desde el cero: Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte, veintiuno, veintidós, veintitrés, veinticuatro...