Hace muy pocos días que ha finalizado el cole, y desde aquí quiero trasladar el reconocimiento del Grupo Parlamentario Socialista a los miles de maestros y maestras que, a pesar de los recortes, de más horas de clase, de más niños y niñas en las aulas y de las dificultades actuales en general, han desarrollado un trabajo impecable durante este curso escolar; y siempre, con el objetivo único de educar y conseguir lo más importante de todo, que los niños y niñas que han estado en las aulas aprendan a ser ciudadanos capaces de pensar y poner en práctica en la vida diaria lo que han aprendido. Les dedicamos todo nuestro reconocimiento y admiración porque, probablemente, tienen una de las profesiones más importantes y con mayor responsabilidad que existen.

Los niños y niñas de Infantil y Primaria regresan a casa después de un curso escolar en el que han tenido la oportunidad de aprender, han estudiado, se han divertido, se han relacionado con sus compañeros y han disfrutado. Sin embargo, ahora con la llegada de las vacaciones para algunas familias de esta Región surge una preocupación, y no por cualquier cosa. A lo largo del curso, sus hijos e hijas han recibido una beca de comedor escolar que les ha asegurado una comida diaria equilibrada, y eso es algo que a unos padres tranquiliza y mucho. Esos padres, que están pasando por tremendas dificultades en sus casas, se hacen en estos momentos la siguiente pregunta: ¿Y ahora qué? ¿qué hacemos durante casi tres meses? ¿cómo les garantizamos esa comida equilibrada todos los días a nuestros hijos?

Desgraciadamente, la Región ha sufrido esta crisis con más dureza que otras regiones y muchos niños y niñas de nuestra Comunidad solamente hacen una comida decente al día y es la del comedor escolar.

Esa misma inquietud de los padres quiero trasladarla al Gobierno regional. ¿Ahora qué, señor consejero? ¿ahora qué, señor presidente del Gobierno regional? Miramos para otro lado como si esto no fuera con nosotros o reaccionamos ante esta situación de extrema delicadeza. Y no es excusa lo de buscar quién tiene o deja de tener las competencias para abrir los comedores escolares en verano; no nos vale que se pase la pelota a los ayuntamientos y de los ayuntamientos a la consejería. Son necesarias respuestas concretas.

Estamos hablando de niños y niñas en una Región en la que su Gobierno ha suspendido las ayudas de inserción y protección social durante 2014 para nuevos solicitantes, ayudas que iban destinadas a familias con menores en riesgo de exclusión y tan necesarias en estos momentos en los que la pobreza infantil sitúa a la Región de Murcia entre las cuatro Comunidades con mayor índice.

La situación ha trascendido hasta tal punto que la propia Defensora del Pueblo se lo ha pedido a las Comunidades autónomas, ya que estudios de Unicef desvelan que la pobreza infantil en España está entre las más altas de los países industrializados. Algo inadmisible e injustificable.

Lo cierto es que no podemos desentendernos de lo que está pasando, no nos lo podemos permitir, tampoco lo puede aceptar ni asumir la ciudadanía. No podemos dejar abandonados a su suerte o en manos de la beneficencia a estos niños y niñas. Por eso apelo a la sensibilidad de nuestros gobernantes.

Sería inmoral un Gobierno regional que cerrara los ojos en un asunto tan grave como este, mientras está pagando ocho millones de euros al año por los intereses del préstamo de un aeropuerto que nos iba a salir gratis; además de otros seiscientos millones por una desaladora infrautilizada que no necesitamos y doce millones de euros más al año por una televisión que no nos hace ninguna falta.

Sería indecente e inmoral alegar falta de presupuesto o falta de tiempo para poner en marcha esta iniciativa, cuando somos conscientes de que la necesidad desgraciadamente existe, por mucho que algunos quieran enmascararla, ocultarla o maquillarla.

Sería indecente e inmoral para esta Región tener un Gobierno en babia mientras tengamos familias entre nosotros pensando cada noche qué le van a dar de comer a sus hijos el día siguiente.

Lo dicho, apelo a la sensibilidad de nuestros gobernantes.