Es muy sintomático que un asunto tan grave llegue a ser objeto de debate cuando debería ser cuestión de vergüenza nacional pero ¿cómo pedimos que sientan ni el más mínimo rubor quiénes no la conocen? España es el segundo país de Europa, tras Rumanía, con más pobreza infantil; una cuarta parte de los niños, inocentes de las tropelías e insensibilidad de los causantes, no puede comer frutas y verduras todos los días; 2,5 millones de chiquillos, el 30%, están en riesgo de exclusión social. Algunos, demasiados, quieren esconder la dura realidad debajo de las alfombras y silbar como si nada pasara, pero no, no es así, pasa y hay que afrontarlo abriendo los comedores escolares, junto a otras actividades complementarias, porque es ahí donde reciben la única comida digna del día. Hay que expulsar, mediante las urnas, a los responsables de habernos traído aquí, no hace falta buscarlos, están ahí.