Al parecer fue Hobbes, en El Leviatán, quien puso en circulación la idea de que «quien tiene la información, tiene el poder».

Conviene recordar que la información no es conocimiento. Si lo fuese, cualquiera que entrase en una biblioteca sería sabio al disponer de tanta información como contienen los libros y para qué hablar de la información accesible a través de internet. Pero tanta información no hace a nadie sabio, falta algo que sólo los sabios, los maestros, poseen y transmiten: organización, estructuración, separación de la información esencial de la accesoria, criba del grano y la paja.

La frase de Hobbes remite a la información, no al conocimiento. Pero no a cualquier información, no a la que podemos adquirir a raudales con un golpe de click, a través de internet, por ejemplo. No, ya se entiende que se trata de la denominada 'información privilegiada'.

Señala la consultora Mckinsey & Company que las carreras universitarias más demandas siguen siendo las mismas desde hace treinta años. ¿Será que los universitarios carecen de información respecto a las salidas profesionales que ofrecen los estudios elegidos? Porque, al parecer, un elevado porcentaje de universitarios selecciona su licenciatura teniendo a la vista la salida profesional y no parece que una España que se ha transformado tanto en las últimas décadas siga sin haber variado su mercado laboral en el espectro universitario.

Disponer de información es más que necesario, información que no va referida a la obtención de prebendas a futuro, ni está ligada a recalificaciones urbanísticas o asuntos de ese estilo. Ya dijimos que la idea de que la información es poder es de Hobbes, no de Maquiavelo. Y es que es necesario reconocer que si todos disponen de información, se establece un marco de igualdad de oportunidades que permite a cada individuo el desarrollo de sus potencialidades, de forma libre, con la tranquilidad de que no van a existir externalidades negativas que imposibiliten los logros que uno se propone conseguir, lo cual hace menos costoso tanto la toma de decisiones como el logro de objetivos.

Los datos, sin hacer distinción respecto al nivel formativo, señalan que hay actualmente en paro más de 140.000 jóvenes. ¿Habrá que concluir que el fracaso de las políticas públicas para generar empleo se debe a ineficiencias informacionales?

La crisis estructural de modelo productivo que padecemos en este país pesa sobre muchos murcianos, jóvenes y no tan jóvenes, que ven como pasan las semanas, meses y años y no consiguen un empleo. La amplia mayoría de éstos estaría dispuesta a trabajar donde sea y de lo que sea, siempre dentro de la legalidad y por un sueldo 'medianamente digno'. En esta situación hay una serie de informaciones que serían de mucha utilidad.

Un demandante de trabajo debería tener la oportunidad de entrar en una oficina de empleo (SEF, SEPE, INEM o como se llame) y poder disponer de rankings. Por ejemplo, ranking de los sectores productivos que han generado empleo en el último año natural y de lo que llevamos de año corriente; ranking de zonas geográficas donde de genera más empleo, ordenado de mayor a menor para no generar confusiones; ranking de cursos ofertados por la Administración pública con mayor porcentaje de éxito en la colocación de desempleados; ranking de empresas de trabajo temporal que más colocan empleados en el mercado; ranking de empresas de formación como mayores porcentajes de éxito en la colocación de aquellos desempleados que han recibido formación; ranking de cursos obligatorios para el desempeño de determinados empleos ponderado por porcentajes de colocación anexado a la relación de centros donde se imparten dichos cursos de forma gratuita, etc.

A la vista de información de este tipo, el desempleado podrá tomar las decisiones que estime oportunas con la finalidad de solventar la difícil situación que arrastra. En vez de ir de polígono en polígono y de empresa en empresa dejando currículos que terminan en la basura en cuanto se sale por la puerta, podrá ir a aquellas empresas cuyos sectores están en crecimiento. Podrá desplazarse a aquellas zonas donde más trabajo se crea y recorrer todas y cada una de las empresas ofreciendo sus servicios. Podrá el desempleado, sabiendo qué empresas de formación son las más eficientes, no perder su tiempo y hacer cursos realmente válidos que verdaderamente le otorguen valor añadido como ofertante de mano de obra. Podrá prepararse para incorporarse a un sector en el que se le ofrezca un empleo, si tiene los cursos de riesgos laborales, manipulación de alimentos, etc. necesarios y obligatorios para el desempeño de la actividad.

A nadie se le escapa que esa información está ahí. Y no hace falta leer ni una línea de El Leviatán para saber que con esa información se puede salir de la situación aludida, se facilita la incorporación al mercado laboral.

Y eso es bueno para quien busca trabajo. Pero, como es sabido, nos beneficiamos el resto de ciudadanos, los que trabajan y los que no están buscando trabajo, los jubilados y la sociedad en su conjunto.

Los que pagamos impuestos veremos cómo se gasta menos en políticas pasivas y además se hace de manera eficiente con el objetivo de ver la, tan anhelada, bajada de impuestos que nuestra sociedad necesita y es que ya nos lo dijo Séneca: «El lenguaje de la verdad debe ser, sin duda alguna, simple y sin artificios".