Decía Rabindranath Tagore que «la poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos». Durante muchos años, la poesía ha representado una de las ramas artísticas y literarias más importantes de la cultura. Nombres como Byron, Pablo Neruda, Borges, Gustavo Adolfo Bécquer, García Lorca, Dante Alighieri, Antonio Machado, Cavafis, Shakespeare, Goethe, Rosalía de Castro, Yeats, Leopardi, Rimbaud y un larguísimo etcétera son reconocidos y admirados por sus ya inmortales poemas. Antiguamente, no existía revista cultural o periódico que no publicase uno o varios poemas entre sus páginas, y las lecturas poéticas estaban repletas de asistentes.

Hoy en día, la cultura en general está sufriendo una crisis no solo económica, sino también creativa „aunque una cosa es consecuencia de la otra„. En España, donde la cultura media del ciudadano es bastante límitada y existe un cierto desprecio general hacia todo lo cultural, los índices de lectura no crecen ni a tiros, las exposiciones fotográficas o pictóricas cada vez cuentan con menos afluencia, apenas existe oferta de música clásica o de teatro y la poesía ha muerto casi definitivamente entre los gustos de lectura de los lectores.

La importancia de un país no se mide solo por su Producto Interior Bruto, se mide también por su cultura. El nivel cultural de los ciudadanos y su civismo social son el referente clave para medir el desarrollo de una nación. En nuestra nación, la mayoría de los ciudadanos conocen a Ronaldo, a Messi, a Belén Esteban o a Paquirrín, y saben de la vida de estos personajes más incluso que de la propia, pero pocos conocen a Leopoldo María Panero, ni saben que ha muerto recientemente, ni han leído aunque sea un solo poema suyo „algunos ni siquiera sabrán que era poeta„ y, lo que es peor, ni siquiera les importa. Pero, además de esta apatía social hacia lo cultural, lo más grave es el escaso interés que la cultura supone para nuestros gobernantes. En nuestro país, el IVA de una cerveza es semejante al IVA de un libro. Se subvenciona los toros pero se penaliza a las editoriales. Se institucionaliza el arte y se desprecia al artista. Mientras en otros países cientos de artistas „escritores, pintores, músicos, bailarines, etc.„ viven de su profesión, en el nuestro son excepción los casos de escritores o pintores que pueden vivir de su arte.

Hoy se celebra el Día Mundial de la Poesía, un día en el que hay poco que celebrar. La pérdida creciente de la poesía o la filosofía en la sociedad actual es el reflejo más claro de que el funcionalismo y el materialismo han vencido, en detrimento de lo espiritual y artístico. Joaquín Sabina dijo en una ocasión que «la poesía huye, a veces, de los libros para anidar extramuros, en la calle, en el silencio, en los sueños, en la piel, en los escombros, incluso en la basura. Donde no suele cobijarse nunca es en el verbo de los subsecretarios, de los comerciantes o de los lechuginos de televisión».

Hoy en día, la poesía parece haber huido también de las calles y de los sueños, y ya no somos capaces de oír, como decía Tagore, la melodía del universo en nuestros corazones.