Una vez más, los resultados del Informe PISA correspondientes al análisis de 2012 han puesto nerviosos a nuestros gobernantes, siempre tan preocupados por nuestro bienestar social y nuestro progreso económico y educativo como se desprende de las políticas que están llevando a cabo en estos órdenes. El mes de diciembre pasado fue el ´mes de PISA´.

Además, el pasado 7 de enero, miles de docentes murcianos regresamos a las aulas conociendo la noticia publicada ese mismo día en un medio de comunicación sobre las intenciones de nuestros gobernantes educativos regionales de someternos a varias inspecciones, tests, pruebas y contrapruebas que evalúen nuestra labor como consecuencia de los ´desastrosos resultados´ que obtuvimos como Región en el mencionado informe. Incluso van a encargar a una prestigiosa empresa, Mckinsey & Company, que analice los resultados y trace estrategias, y dicen que lo va a hacer ´gratis´, ya. Por las acciones a emprender, las publicitadas, podría inferirse, además, de manera muy sutil, que existe una gran parte de culpa achacable a la práctica docente y adelantan la intención de hacer público un ranking de centros según sus ´calificaciones´. También ese día conocimos que las ayudas para libros de texto se reducen en un 40%. Pero esto, como dijo el ministro del ramo en una entrevista televisiva, no tiene mucha importancia porque de lo que se trata ahora es de ´fomentar las TIC, Tecnologías de la Información y Comunicación´. (sic).

No me voy a detener en el análisis de los resultados del informe, es decir en lo que se ha publicado hasta la saciedad: todo negativo para nuestro país y Comunidad, sino en lo que no se ha publicado, o se ha publicado en letra pequeña, sin mucho entusiasmo y en pocos medios.

Me gustaría centrarme en aquellos aspectos que suelen pasar desapercibidos, que no son merecedores de titulares a cinco columnas o que interesadamente se ocultan y desaparecen de las declaraciones públicas. Me gustaría destacar algo que normalmente no se dice y que creo que nos da muchas pistas para entender ´eso del PISA´.

PISA no analiza los programas escolares nacionales, sino que revisa los conocimientos, las aptitudes y las competencias que son relevantes para el bienestar personal, social y económico (OCDE 1999). Para ello no se mide el conocimiento escolar como tal, sino la capacidad de los estudiantes de poder entender y resolver problemas auténticos en situaciones reales.

Los exámenes PISA son muy parecidos a exámenes o pruebas de inteligencia, se evalúan muy pocos conocimientos y aplicación de éstos. La gran mayoría de los ítems de los PISA son muy deducibles y se pueden responder correctamente sin tener ningún conocimiento del currículum escolar. Es por esto que los resultados obtenidos poco tienen que ver con la eficiencia de los diferentes sistemas educativos. Además, la propia complejidad del informe le lleva a tener en consideración una serie de variables fundamentales e imprescindibles que permiten realizar una radiografía muy completa del contexto del sistema educativo, en el que indiscutiblemente se encuentran el índice de estatus social, económico y cultural, el nivel educativo de los padres, la cualificación de los puestos de trabajo de los mismos, la población inmigrante, el sexo, etc.

Se suele afirmar muy alegremente en grandes titulares algo que es rotundamente falso: «España suspende PISA» (la Región de Murcia ni te cuento). No se puede suspender puesto que el informe no suspende a nadie. La medición que se hace en PISA es de una escala que oscila entre 300 y 700 puntos aproximadamente, en la que España se sitúa mayoritariamente en el nivel medio en las tres competencias medibles „matemáticas, lengua y ciencias„, y las diferencias entre España, la UE y la OCDE son muy poco significativas; traducidas a nuestro habitual sistema de evaluación serían de décimas o centésimas.

Pero, además, existen interesadísimas ocultaciones sin las cuales es difícil entender qué es lo que ocurre con nuestro país en estos informes. Habría que señalar, y no se dice, que España, integrante de la OCDE, parte de unos niveles educativos muy inferiores a la mayoría de países de dicho grupo. En 1991 el índice de analfabetismo era superior al 20%, siendo éste más acusado en las comunidades del Sur, incluida la nuestra, obviamente. Con ese punto de partida es difícil querer situarse en la ´excelencia´ en la que presuntamente se instalan otros que nos llevan décadas de adelanto en logros sociales y económicos.

Otro tanto debería decirse de la directa correlación entre nivel de cualificación profesional y ocupación laboral de los padres y rendimiento del alumnado. Algo que PISA relaciona sin ambages, pero que rara vez merece un titular. En ese sentido, y de seguir por la senda de destrucción de empleo y de precarización laboral, los resultados a futuro no nos depararán muchas alegrías. Un informe del propio Gobierno español emitido por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa sobre la influencia del nivel socioeconómico y cultural, ESCS en sus siglas en inglés, en los resultados de matemáticas evaluados en el Informe PISA 2012 concluye que «nuestro país obtiene, en matemáticas, una puntuación media próxima a la que le corresponde por su ESCS y que en caso de que ese factor socieconómico se aproximara al promedio de la OCDE, España se situaría como uno de los países con mayor equidad de la OCDE y presentaría mejores resultados en competencia matemática».

Aún así, el esfuerzo llevado a cabo en los últimos años por nuestro país en cuanto a nivelación de diferencias socioeconómicas, algo que también está saltando por los aires, en reducir el fracaso escolar y potenciar la equidad y la igualdad de oportunidades ha sido enorme y PISA lo reconoce y sitúa al sistema educativo español entre los más equitativos de la OCDE, próximo a los de Noruega o Finlandia y más equitativo que, entre otros, los de Corea del Sur, Japón, Suiza o Países Bajos.

Se utilizan casi en exclusividad los datos derivados de las pruebas, ítems, a que es sometido el alumnado; sin embargo, una lectura pormenorizada de éstos nos indica que España supera a Estados Unidos o Suecia en matemáticas, o a Luxemburgo, Noruega o Italia en ciencias, o a Islandia, Israel o Eslovenia en lectura. Tampoco se nos dice que entre el alumnado no repetidor „los repetidores también participan en las pruebas„ los resultados obtenidos están por encima de la media obtenida en la OCDE y UE e incluso por encima de la media de Corea y Japón. ¿Por qué se presenta siempre el lado ´negativo´ de PISA, presentando el informe en blanco y negro cuando el mismo tiene una infinita gama de grises e incluso muchos más colores y matices? ¿Se consigue algo haciéndonos sentir los ´más tontos´ de la clase? ¿Por qué se sigue mintiendo en el tema de la inversión educativa, intentando desvincularla de la mejora del sistema, cuando las propias autoridades educativas no tienen más remedio que reconocer esta consecuencia? Por ejemplo, en 2008, España tuvo un gasto por alumno en instituciones educativas del 3% del PIB más que Finlandia y Holanda, quedando, sin embargo, 20 puntos por detrás de estas en las calificaciones obtenidas. Sí, pero el gasto en porcentaje del PIB en educación de España es un 25% menor que en Finlandia y un 15% menor que en Holanda.

Resulta cuando menos chocante que la empresa privada contratada por el Gobierno regional para que nos muestre la senda a seguir en pos del éxito educativo es de la opinión de que la mayor o menor inversión económica en educación no incide en los resultados. Podríamos entonces preguntarnos si están justificadas las ´prisas´ de nuestros gobernantes por modificar nuestro sistema educativo en la línea que lo han hecho vía enésima Ley Educativa (LOMCE) y si ésta, por su concepción, resolverá los problemas que dicen resolverá y que según estos mismos gobernantes se ponen de manifiesto PISA tras PISA.

Cabría preguntarse también si la cascada de declaraciones con las que el consejero de Educación, señor Sánchez y su equipo, ha trufado la prensa regional tras el informe y los datos de éste para nuestra Región, anunciando mil y una medidas a aplicar de manera perentoria se deben a una reacción obligada para la mejora de los mismos o a una reacción no exenta de nerviosismo y relacionada con ciertas cuestiones ´sucesorias´.

En cualquier caso, como docente, pero también como padre y ciudadano, me hubiese gustado encontrarme entre este cúmulo de declaraciones y ´medidas´ algunas que hiciesen referencia o relacionasen nuestros resultados con el bajo nivel de cualificación profesional y la precarización laboral de nuestra ciudadanía en general, con el insultante porcentaje de paro, con el progresivo deterioro social y económico de nuestra Región, con la infravaloración social de la función docente y la pérdida de derechos laborales y condiciones económicas del profesorado, con la masificación de las aulas, con la vergonzosa política de guetización de los centros públicos, con el cada vez más descarado desvío de fondos públicos a la enseñanza privada concertada€

Pero parece que con esto del informe PISA pasa lo mismo que con nuestro satélite, la Luna: siempre nos muestran la misma cara.