Con muy buena voluntad, sin duda, por parte de sus organizadores, son cada vez más frecuentes y necesarias las charlas que en los centros escolares se imparten sobre el consumo de las drogas. Sin embargo, no puedo evitar un punto de irritación cada vez que leo el título de las mismas: Alcohol y drogas, en muchos casos; El alcohol y las drogas, en otros. Aunque no soy médico sí soy lingüista, por lo que sostengo y trataré de demostrar que tal enunciado es falso, tendencioso y perjudicial para los propósitos de tan beneméritas conferencias. Veamos.

Pongámonos primero de acuerdo, siguiendo las directrices de la Organización Mundial de la Salud, sobre lo que puede entenderse por 'drogas' en el sentido que nos ocupa, o sea, en el sentido en que se basan las charlas para el alumnado. Las drogas son sustancias naturales o sintéticas que producen una alteración de la conducta, a la vez que inducen a repetir el consumo y al uso continuado. Son causa de trastornos que van desde la intoxicación aguda y el consumo perjudicial hasta los cuadros psicóticos y de demencia. La drogodependencia es "un estado consecuente a la administración repetida de una droga de forma periódica o continua". Retengamos el dato: las drogas modifican la conducta, es decir, la manera en que nos comportamos. ¿Alguien en su sano juicio sería capaz de sostener que el andar errático, la dificultad para articular, la confusión espacial y temporal, la pesada repetición del borracho no constituyen una conducta alterada? ¿Alguien en su sano juicio sería capaz de sostener que no manifiesta una gravísima alteración de la conducta la persona que se convierte en monstruo por la ingesta alcohólica? ¿Alguien en su sano juicio sería capaz de negar que la administración repetida y en dosis cada vez más fuertes de alcohol no conduce a una enfermedad progresiva, incurable y letal llamada alcoholismo? Lo mismo que la cocaína, lo mismo que la heroína, lo mismo que las (mal) llamadas 'drogas de diseño': progresiva, incurable y letal.

¿Por qué, entonces, hablar de El alcohol y las drogas, con esa conjunción 'y' que sirve, en este caso, para distinguir en lugar de para integrar? Si digo que vienen 'Pedro y Juan', estoy diciendo que vienen tanto Pedro como Juan, el uno y el otro, los dos. Si compro un libro titulado El Everest y el Naranjo de Bulnes, es de esperar que sus páginas me hablen tanto del Everest como del Naranjo, del uno y del otro, de los dos. Si se proyecta un documental sobre El Real Madrid y el FC Barcelona, veré imágenes tanto de un club como del otro, de los dos. Mi último libro (ustedes perdonen) se titula La lengua y la vida, pues escribo tanto de una como de la otra, de las dos. Puede ser, claro está, que Pedro y Juan tengan puntos en común, como los tienen el Everest y el Urriellu, merengues y culés, lengua y vida. Pero mediante la conjunción 'y' ya los estoy separando, distinguiendo: uno y otro, relacionados quizá, pero diferentes. Por lo tanto, si se intercala esa conjunción 'y' entre la palabra 'alcohol' y la palabra 'drogas', al hablar de sustancias de cuyo abuso se deriva un trastorno de la conducta, inducimos a quien nos escucha a pensar que son dos cosas distintas, que por un lado está el alcohol y por otro lado, las drogas, cuando no es así, ni mucho menos.

¿Y qué tiene más a mano un españolito adolescente? ¿El alcohol u otras drogas? ¿No le anima la tele a beber aun cuando un repulsivo y diminuto y cínico aviso de la marca comercial "aconseja el consumo moderado de alcohol" en una esquinita de la pantalla? ¿A cuántas tragedias familiares no han asistido, de cuántas no han oído hablar los chavales, provocadas por el abuso etílico, por no hablar de esas estadísticas que lo sitúan en el 50% de los accidentes de tráfico, en quién sabe cuántos altercados? ¿Qué repugnantes intereses económicos pretende ocultar esa falsísima distinción entre alcohol y drogas? Por favor, de una vez, úsese el adjetivo correspondiente: Alcohol y otras drogas, El alcohol y las demás drogas. O, mucho más sencillo: Las drogas. Y háblese entonces del alcohol como de una más, que es lo que es.