Una juez ha dicho que no hay delito contra la intimidad de la exconcejala socialista de Los Yébenes por el vídeo erótico que envió al futbolista con el que mantenía relaciones personales y que posteriormente tuvo ocasión de ver media España. La magistrada concluye que las imágenes en las que posaba desnuda no cayeron al azar en manos del futbolista que, al hacerlo circular, no se comportó precisamente como un caballero por poco que ella hubiera demostrado que tampoco tenía ningún interés en ser una dama. De modo que existía una especie de consentimiento implícito, sólo que alguien no supo medir bien el alcance ni las consecuencias.

La historia ha dado demasiadas vueltas para no llegar a ningún lado. O, al menos, para no llegar a donde pretendía la denunciante que, inicialmente, estuvo arropada por quienes creían que la intimidad de las personas debe respetarse y que el novio o el amante de Hormigos era un auténtico desaprensivo, por no decir un canalla. No hace falta ser excesivamente sensible o respetuoso para ponerse en el lugar de quienes pensaban así.

Sin embargo, había algo en esta historia, típica de sociedad subdesarrollada, que no cuadraba, y era el vínculo verdadero de la mujer supuestamente ultrajada con su intimidad.

Ahora, Olvido Hormigos ha decidido rehacer su vida profesional posando en pelota picada para una revista que ha publicado una de sus fotos en portada, lo que demuestra que hay otras cosas en la vida que le interesan más a la ex concejala de Los Yébenes que la protección de la intimidad de su cuerpo. De paso, se ha confirmado que el fallo de la juez no es ningún disparate, por mucho que la difusión del vídeo haya sido en contra de la voluntad de la denunciante. Si realmente sucedió así ¿por qué confió las imágenes al amante ocasional?

No hay delito en ser confiada ni tampoco en la nueva vida que Hormigos se ha buscado a raíz de este affaire, ya digo, típico de una España de pandereta y que la telebasura, las redes sociales y el famoseo barato se empeñan en mantener en pie. Pero sí un flagrante exhibicionismo que tiene, además de las ventajas que ha encontrado en él Olvido Hormigos, otro tipo de inconvenientes.