Se trata de David Lomon (Salomon, hasta abreviarlo para huir de la matanza y persecución del pueblo judío por parte de los nazis), que acaba de morir a la edad de 94 años; era el último brigadista inglés que había participado en la Guerra Civil Española alistado voluntario en las Brigadas Internacionales formadas para ayudar a la lucha republicana de la contienda. Unos años antes, en los 30, había luchado en su país contras las tendencias fascistas inglesas, aún siendo un adolescente. Cuando la guerra en España no dudó en su alistamiento y en la defensa de sus ideales; a nuestro país llegó en el 37, hecho prisionero durante el enfrentamiento y canjeado, junto a otros soldados, en el 38 a su país, lo que le permitió conservar la vida.

A España llegaron hombres de buena fe desde toda Europa con lo que se formaron las Brigadas Internacionales para defensa de la II República Española enfrentada en armas contra el levantamiento del general Franco. También vinieron al combate aventureros y gentes de toda condición; llamativo es el caso de los voluntarios italianos que combatieron apoyando la zona nacional y que se caracterizaron por su indisciplinado carácter. España era un imán para todos los que buscaban en su equipaje toda clase de sentimientos; unos más nobles que otros. No faltaron los buscadores de fortuna.

El caso de David Lomon es uno en el que prima la dignidad del individuo; el pasado noviembre estuvo en España para asistir a los actos en recuerdo de la República Española y su 75 aniversario; estuvo en la Ciudad Universitaria de la capital junto al monumento que evoca la participación de las Brigadas Internacionales, y paseó por Madrid a pesar de su avanzada edad. A las preguntas de los informadores respondió que llegadas de nuevo aquellas circunstancias históricas, volvería a alistarse, que su participación en España era lo mejor que había hecho en su vida.

Lomon perteneció a una generación que vivió la convulsa y bélica Europa de la mitad del siglo XX; la que tuvo que levantar, derramando sangre, la imprescindible lucha por la libertad y contra el terror nazi. Durante la paz, este republicano inglés, trabajó en su país en la industria textil, convirtiéndose en los últimos años en un emblemático personaje que llevaba en su propio cuerpo las huellas de todas las batallas. Los republicanos españoles que apoyan una III República le fotografiaron con la bandera tricolor con bastante dosis de romanticismo. Ahora han sentido su muerte y han dado fe de una vida coherente con la defensa de unos ideales políticos.