Bueno, pues aquí estoy de nuevo con mi aparejo de palabras —formadas por sus correspondientes vocales y consonantes— tratando de disponerlas convenientemente para expresar mi opinión sobre un tema determinado, con el ánimo de articular la realidad con coherencia, sentido positivo y sentido del humor, cuidando prosa e incluso poesía para enmarcar el entramado de la vida. Con estas redes no pretendo pescar, cazar, cercar o sujetar a nadie. En realidad la opinión la construimos entre todos, pero la verdad es única.

Mi aparejo de palabras no está trabado en forma de malla, si acaso de hilos para tirar de algún que otro ovillo: enhebrar, hilvanar y coser o bordar el tapiz de tantas circunstancias personales y sociales. «Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo», frase mítica de Arquímedes que nos conduce al término medio de nuestros logros y posibilidades como una meta atrayente.

Aportar el bagaje personal está al alcance de todos y yo soy una más, en Red pero sin enredos, en esta aventura apasionante de la comunicación.

Soporte informático y de papel convergen con fluidez en el gran caudal de la información que se desborda en las diferentes redes sociales. Canalizarlas es tarea cuasi personal. Saber pescar lo que interesa requiere intuición, destreza, distinguir lo esencial a tiempo y a destiempo sin perderlo inútilmente ante todo cuanto sucede.

Qué, cómo, cuándo, quién y dónde es apto para todos los públicos pero a nivel individual del uso al mal uso existe una línea virtual que es muy fácil traspasar cayendo de bruces, sin oficio ni beneficio, enredados en las redes sociales.

El lado positivo es contar con una ventana —muchas veces indiscreta— abierta al mundo. Aprender y emprender, informar y comunicar. La posibilidad de aumentar nuestro bagaje cultural es inmensa, a la vez que podemos establecer comunicación instantánea con, prácticamente, toda la aldea global.

Cuanto sucede está a nuestro alcance, lo que ya no está tan claro es que tengamos capacidad para cambiar el curso de los acontecimientos. Cíclicamente la historia se repite. Aciertos y errores la surcan (para marcar o pasar página). Son otras redes las que rescatan o apresan nuestra realidad.

Entre el ayer y el mañana, vivir el hoy sigue siendo la mejor opción para tejer la vida. Con frecuencia, nos dejamos enredar por mil cuestiones, importantes o no, que nos alejan de la realidad más cercana y entrañable: familia, amigos, lo de siempre, lo cotidiano, las redes que recogen lo mejor de la existencia.