En la campaña de 1992 a las presidenciales estadounidenses, James Carville, responsable de comunicación y estratega electoral de la candidatura de Bill Clinton, colocó una pizarra en el centro de operaciones del partido demócrata de Little Rock con tres puntos:

Cambio vs. más de lo mismo

La economía, estúpido

No olvidar el sistema de salud

El segundo ítem, que se popularizó como «es la economía, estúpido», se convirtió en el eslogan no oficial de la campaña demócrata y contribuyó a centrar los mensajes electorales de Clinton en las preocupaciones económicas, financieras y laborales de la ciudadanía, lo que contribuyó directamente a su victoria final frente a un Bush padre que se consideraba imbatible.

En la situación actual europea y española esta idea-fuerza vuelve a cobrar relevancia. Podemos llegar a entender (aunque nos suene a ´chino´ o a ´alemán´) que hay que reducir el déficit público, que hay que recortar el llamado Estado del Bienestar, que hay que, en definitiva, hacer sacrificios y apretarse el cinturón al compás de alcistas primas de riesgos y deudas soberanas.

Es cierto que nos encontramos ante una crisis sistémica que requiere repensar el modelo político (eso que algunos llaman ´más Europa´, pero que también tiene que ver con el empoderamiento y la participación ciudadanas). Es cierto que hay que replantearse el modelo productivo, y el energético, y el financiero.

¿Pero qué pasa con la reactivación de la economía y la creación de empleo? ¿Qué medidas están tomando nuestros gobernantes al respecto? ¿Tienen algún plan? La respuesta la tienen delante de sus narices. Y no será porque no tienen dónde mirar.

Basta con fijarse en nuestros vecinos nórdicos y anglosajones o leer el estudio Empleos verdes para un desarrollo sostenible, publicado el pasado mes de mayo por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y que habla de la creación de hasta sesenta millones de empleos mundiales en la próxima década si se apuesta decididamente por estos sectores. En España la cifra rondaría los dos millones de nuevos puestos de trabajo.

¿Y qué sectores son estos? Tampoco se está descubriendo la pólvora. Tenemos las energías renovables; el transporte y movilidad; la rehabilitación urbanística, tanto desde el punto de vista de habitabilidad y accesibilidad como de eficiencia energética; la gestión de la biodiversidad (forestal y marina); la agricultura local y ecológica; el sector de los servicios sociales y de los cuidados de ancianos, niños, dependientes€ y así hasta lo que la experiencia y la imaginación nos lleve.

Pero en realidad de lo que estamos hablando no es tan solo de la generación de empleo, sino de un New Green Deal. Un Nuevo Acuerdo Verde que nos traiga una nueva economía social y solidaria, ética e igualitaria, generadora de vida y riqueza y no depredadora del planeta.

Frente a estas alternativas, al alcance de la mano y de la buena voluntad política, la ideología neoliberal y conservadora sigue con la venda en los ojos. Y el ejemplo de España (y de la Región de Murcia) es sangrante.

Proyectos como Eurovegas, Valdevaqueros, Marina de Cope o el Parque de la Paramount (por citar solo unos pocos) dan buena muestra del modelo insostenible en todos los aspectos que nos quieren seguir imponiendo. Una suerte de ´neoladrillismo´, como ha denominado el portavoz de Equo Juan López de Uralde, que se ha demostrado como uno de los principales responsables del colapso en el que nos encontramos.

¿Aún no os habéis enterado? ¡Es la economía verde, estúpidos!