Amo a mi mamá» resume las celebraciones de mayo dedicadas a las madres. En el recuerdo, las muestras infantiles —«mi mamá me mima»— superadas con creces por cada una de ellas que siguen —seguimos— prefiriendo el mismo y mejor regalo de siempre: cariño. En torno a esta fecha se barajan ideas, ideales, intereses y curiosidades. ¡Madre no hay más que una! Pero son muchas las cosas en común, algunas divertidas, como las frases únicas e irrepetibles… «Es la primera vez que me siento en todo el día», «Abrígate, no te vayas a enfriar», «Esta casa no es una pensión», «Ya verás cuando llegue tu padre»…

Creo que en realidad todos los días deberían estar dedicados a las madres porque nunca dejan de serlo. A la mía le regalé un mantel para que lo ribetee con la puntilla que aprendió a hacer de manos de la suya. A sus 93 años parece increíble la perfección de la labor. Son muchas las cadenetas que ha tejido a lo largo de su también longeva vida y no me refiero únicamente a las de ganchillo. Es un modo de ser especial que cada uno vemos reflejado en nuestra madre. Como ella, ninguna, y creo que nunca la cambiaríamos por otra ¡Es tan nuestra!... Más o menos joven da igual porque en su juventud tienen la prestancia de la madurez y en su vejez rebosan la frescura y fortaleza del amor verdadero. Son nuestro refugio y sosiego, el espejo de nuestra verdad. También yo he aprendido —a base de cadenetas— a hacer puntilla de manos de mi madre. Cadenetas no siempre con hilo de perlé. Salen nudos que se desenredan con facilidad, pero otros no hay manera. Paciencia, reintentarlo una y otra vez.

Contemplo a mi madre y compruebo su empeño en serlo. La ternura orna una férrea voluntad en querer a todos sus hijos. ¿Y los hijos?... Todo debería parecernos poco para ellas, quizá se nos olvidan aquellas infantiles muestras. Regalos para todos los días de nuestra madre.

Terminando de escribir este artículo pienso en mis hijos; desde que los tuve no he dejado de hacerlo. Cada uno es único, irrepetible. «Estudia», «Ordena tu habitación», «Vuelve pronto», «Ayuda a tu hermano». Cadenetas. Puntilla para ribetear toda una vida. Nuestras madres, nuestros hijos y cada uno de nosotros tratando de aprender a querer de quien tanto nos ha querido. La vida sigue. Cadenetas. Nuestros hijos se convierten en padres y madres. Otros besos y regalos. Infinidad de muestras de cariño que rubrican lo mejor:

Mi mamá me ama. Amo a mi mamá. Mi mamá me mima. ¡Felicidades!