En el fondo, Valcárcel nunca estuvo convencido de aportar dinero para la recuperación de Lorca.

Cuando el 13 de mayo de 2011 el Gobierno de España, presidido todavía entonces por Zapatero, decretó las medidas de urgencia para atender la catástrofe de Lorca, Valcárcel asintió y se fotografió complacientemente junto a Blanco y Rubalcaba los días 17 y 19 de mayo respectivamente, en la firma de los convenios de ayudas para la reparación, reconstrucción, alquileres y enseres de los damnificados del terremoto, en los que se reconocía la obligación de ambas Administraciones para contribuir al 50%.

El tiempo ha demostrado que la voluntad y los compromisos sonrientes en el seno de la tragedia no se han hecho efectivos en los plazos deseables. Valcárcel esperaba pacientemente a costa del sufrimiento de Lorca la renovación del Ejecutivo nacional, que por mor de las adelantadas elecciones llegó pronto. Mientras tanto, se impulsaba entre los populares la consigna de que «lo ocurrido en Lorca es una cuestión de Estado», sin que nadie deba dudarlo. Y se diseñaba un estratégico Plan Lorca para ganar tiempo y no dar soluciones, tal como ahora sigue ganándolo Rajoy marcando plazos lejanos para su elaboración a través del tercer Real Decreto-Ley, primero del PP, aprobado el 30 de marzo. Por tanto, ni hay Plan ni se le espera pese a la urgente necesidad de reactivación económica.

Dicho Plan ha dado para mucho. El PP, aun con toda la publicidad desplegada, no se atrevió a presentarlo en el Congreso de los Diputados. Y el PSOE, con mayoría parlamentaria en la sesión del 13 de septiembre de 2011, utilizando la argucia política, obvió también hábilmente hablar del mismo presentando una enmienda transacional —su nombre lo dice todo— para construir urgentemente trescientas viviendas que aún no tienen cimientos.

Valcárcel faltó a sus compromisos, pero su estrategia ha funcionado. No le han importado el tiempo ni el sufrimiento de los lorquinos. Ha permitido con su negligente actuación que no se abonen las pocas ayudas aprobadas por la Comisión Mixta y ha contribuido burlonamente a que los solares sigan sin construir, a que las familias sigan exiliadas y a que se vuelvan a utilizar los edificios con punto rojo porque no hay medios para vivir con dignidad en otro sitio. Ahora se jacta de haber conseguido que el ICO, avalado por el Gobierno Rajoy, pague a los damnificados, aunque no sabemos todavía cuándo. Como tampoco sabemos cuándo cobrarán los beneficiarios de las ayudas concedidas antes del último Decreto, que según su texto seguirán la vía anterior.

Pero Valcárcel sigue y tampoco le importa que los alumnos y los profesores sigan desplazados en situaciones precarias (que se arreglen como puedan), mientras él va y vuelve a Madrid y da ruedas de prensa manifestando compromisos, promesas, y acuerdos para levantar los institutos. Pero, claro, tampoco se sabe cuándo. Mientras, gana tiempo y salva el tipo.

Y lo salvará hasta que alguien lo desenmascare. Y habría que hacerlo porque Valcárcel es un cínico que miente desvergonzadamente y a sabiendas en la prensa y en la Asamblea Regional. No hay más que leer sus declaraciones y compararlas con la realidad, o asistir a la Asamblea y ver su actitud displicente, soberbia y engreída mientras falsea la realidad arremetiendo contra la oposición, acusándola de «no arrimar el hombro» en los asuntos del terremoto. La obra de Valcárcel es puro falsete. Sus cultivos no dan fruta. Sus palabras son retóricas.

Pero volvamos a Lorca, porque la reconstrucción sigue pasos lentos y perezosos. La complejidad es tan grande y la Administración está tan distante (valga como ejemplo el hecho de que la nueva Comisionada para los asuntos del terremoto, la tercera persona que ocupa el cargo, ha fijado su oficina en Murcia y ni siquiera se le ha visto todavía pasear por la ciudad devastada) que ni la buena voluntad de las comunidades vecinales, ni los agentes privados que están interviniendo en el proceso pueden con el tema. Mucho se habló de la «gran oportunidad» que daba la situación para hacer planteamientos integrales de recuperación y reordenación urbanística.

Con nosotros estuvieron los expertos europeos y emitieron sus informes, que quedaron guardados en los cajones de la alcaldía. En el mismo sentido se convocó el concurso de ideas para la rehabilitación de los barrios más afectados: San Fernando, La Viña, Alfonso X y la zona de Santa Clara. El concurso ya está fallado y premiado, pero ¿de qué servirá y cómo se armonizará con los proyectos de iniciativa privada ya en marcha?

Lorca ha hecho su Semana Santa. Las Vírgenes han salido a la calle, pero el milagro no se obró. El asunto parece que más bien es cosa de los hombres y a ello debemos aplicarnos con la exigencia precisa para no pasar otro año al sol, y para que Jódar, Valcárcel y Rajoy; y también doña Inmaculada (la nueva comisionada) no prolonguen la incertidumbre.

Ni los 350 millones abonados por el Consorcio de Compensación de Seguros, ni los 230 que pone ahora el Estado a través del ICO serán suficientes sin gestión pública y sin política eficaz.

El tiempo lo pondrá todo en su sitio.