Siempre que hay una huelga general sale a relucir de una manera virulenta el debate de los piquetes obreros, a los que se les acusa de coercitivos e innecesarios porque si son piquetes informativos, hoy en día hay suficientes medios de comunicación para que los obreros de cualquier ámbito laboral estén informados y, por tanto, no son necesarios. Desde instancias gubernamentales se insiste que si existe el derecho a la huelga también existe el derecho a trabajar y que la huelga se debe llevar a cabo en el ejercicio de la libertad individual y se debe garantizar el derecho a trabajar.

Pero curiosamente no se habla nada de los piquetes empresariales que funcionan desde el mismo instante en que se anuncia una huelga general, y éstos sí que son tremendamente coercitvios e informan que el que vaya a hacer huelga será despedido o no se le renovará su contrato. Además, se hace con nocturnidad, es decir, de una manera individual y sin testigos. El poder económico tiene medios suficientes para imponer su amenaza; ejercer el derecho a la huelga va a conllevar la pérdida del empleo o hacer la vida imposible al empleado en su lugar de trabajo.

El piquete empresarial tiene mayor fuerza porque ha logrado fragmentar el mundo del trabajo, unido a la precariedad, utilizando el chantaje de ´si no te renuevo el contrato cómo vas a alimentar a tus hijos o pagar la vivienda´. Un piquete obrero puede interrumpir una labor durante horas, pero no destruye la vida de personas.

El piquete empresarial actúa desde el anonimato y sin presencia policial. La Policía está a las puertas, según dicen, para proteger el derecho a trabajar, pero ¿por qué no están dentro para proteger el derecho a la huelga? Vigilan los piquetes obreros y permiten que los piquetes empresariales actúen desde una impunidad escandalosa. ¿Por qué desde instancias gubernamentales no se dice a los empresarios que no coaccionen a los obreros para que puedan ejercer libremente su derecho a la huelga? Como es habitual, los Gobiernos se muestran sumisos al poder económico.

Precisamente esta reforma laboral va a dejar a la clase trabajadora en una precariedad y flexibilidad que implica claramente una situación de explotación y opresión, que va a dificultar aún más el derecho a la huelga, porque si te dejan sin trabajo te arruinan la vida, no sólo económicamente sino también familiar y personalmente.

Mientras los piquetes empresariales están actuando sin ninguna cortapisa desde el día que se rumoreaba que habría huelga general, y sin ningún debate mediático, se está poniendo el acento en los piquetes obreros, que intentaremos —lo digo en plural porque si Dios quiere participaré desde la no-violencia—, decir que el movimiento obrero es un movimiento para la lucha por la justicia social y en defensa de los derechos laborales y sociales y, no me cansaré de insistir, para crear una humanidad de todos y para todos.

Es verdad que hay muchas dificultades para que una huelga general salga bien, porque existe trabajo precario, situaciones de explotación,chantaje de los piquetes empresariales y el hecho de que quitan ese día de sueldo, y hay muchos que no se lo pueden permirtir, la amenaza velada de que los Cuerpos de Seguridad van a ´dar goma´… pero es necesario que ante leyes como la de esta reforma laboral protestemos y salgamos a la calle si queremos que las generaciones venideras tenga un futuro digno. Yo no tengo hijos, pero participaré en la huelga general porque no creo, mejor dicho, no quiero una humanidad gobernada por personas que a través de corporaciones e instituciones financieras, políticas… hacen bandera de la codicia, de la avaricia, la ambición, la lujuria, la gula y la violencia, una forma de actuar que destruye al ser humano y a la naturaleza.

Posdata. Hay cristianos católicos que echan pestes de los sindicatos —son antisindicatos— de las huelgas, de la protesta social, de reivindicar la jsuticia social porque les suena a izquierda. Sólo recordarles que la Doctrina Social de la Iglesia defiende y valora a los sindicatos, defiende el derecho a la huelga y la protesta social y anima a luchar por la justicia social. Esto también es de catecismo.