El mundo está cambiando a pasos agigantados, y España vive uno de sus peores momentos de la historia reciente. Las reglas del juego ya no son las mismas, los recortes en sanidad y educación empiezan a hacer mella en la calidad del servicio público, miles de interinos y laborales de Comunidades y Ayuntamientos están haciendo las maletas para irse a la cola del paro, y todo indica que la tuerca seguirá apretándonos el cuello.

Los sindicatos mayoritarios han puesto su maquinaria en marcha, el sector público en Cataluña, Valencia, Galicia, Navarra y Madrid lleva tiempo movilizándose, incluso el Partido Socialista ha vuelto a reencontrarse con su electorado. Enfrente, un Gobierno que se siente más fuerte y con más poder que nunca, y que ha decidido plantar cara, a través de sus tentáculos mediáticos, a los miles de trabajadores y estudiantes que empiezan a tomar conciencia de la situación que se está viviendo en España.

Más de dos millones y medio de empleados públicos están esperando el siguiente leñazo para dentro de un mes. Primero tienen que pasar las elecciones andaluzas, no vaya a ser que algunos de sus posibles votantes se asusten y el azul y las gaviotas no termine invadiendo nuestra geografía, fecha en la que está previsto se aprueben los Presupuestos Generales del Estado. Y después de ver como se ha disparado el déficit, principalmente en las Comunidades autónomas, todo apunta a que la paga extraordinaria de este verano puede sufrir un recorte importante, salvo que decidan, en vez de llevarse un trozo de carne de golpe, quitarnos una nueva capa de piel, eso sí, poco a poco y tira a tira, es decir, rebajándonos el sueldo un uno o dos por cierto.

Son ya muchos los estamentos que están tomando partido en esta situación crítica, y es ahora cuando se está pidiendo a gritos que la comunidad universitaria se pronuncie pública y masivamente. Salvo valientes y excepcionales opiniones, miles de personas tienen la sensación de que la universidad anda desorientada, aturdida y un poco moribunda. Imagino que alguno se sonrojará al ver como los estudiantes valencianos están haciendo parte del trabajo que le correspondería a ellos.

No se sabe si es por miedo, sumisión, dependencia, acomodamiento o simplemente incapacidad. Si su silencio es consecuencia de alguno de estos males es que estamos más muertos que vivos; si no es así, es hora de que lideren un tsunami de ideas y alternativas a la actual situación. Si la universidad cree que otra alternativa a salir de la crisis no es posible, es que el pensamiento neoliberal también los ha invadido, y lo mejor sería apagar la luz y cerrar la puerta.

Súbditos de Alemania. «Lo que no consiguió Hitler con las armas, lo está consiguiendo Alemania (Merkel) con la economía».

Resulta sorprendente, o cuando menos curioso, como unos setenta años después podemos sentir en nuestras vidas la política alemana. El país más poderoso de Europa está liderando y decidiendo las condiciones económicas, sociales y laborales de muchos millones de europeos que no son germanos; todavía más, ´impone´ Gobiernos técnicos, no democráticos, en nombre de la economía. ¿Deberíamos participar los europeos en las próximas elecciones de Alemania?

El país teutón, en connivencia con sus amigos los prestamistas, más o menos viene a decirnos: «Como se ha demostrado que no se os puede dejar solos, y vuestros políticos son unos manirrotos, vamos a enviaros a media docena de expertos en sistemas fraudulentos financieros para que os arreglen las cuentas, y cuando todo esto quede solucionado, os devolveremos la democracia». Es el mismo mensaje que siempre han dado muchos golpistas a sus conciudadanos en la historia de la humanidad.

Pero si esto no es suficiente, lo más grave de la situación es la sumisión de dichos Gobiernos y Estados a las exigencias alemanas. El mismísimo Mariano Rajoy no se corta un pelo para decir a micrófono abierto y cerrado que hará los deberes cada día para cumplir con Europa, y más concretamente con las exigencias del Bundestag. Incluso hace pocas semanas se permitieron el lujo de venir a España para darnos clases magistrales de trasplantes sanitarios, y eso que somos líderes mundiales, menos mal.

Todo nuestro actual sistema social está siendo zarandeado como si fuera un pelele; precarizamos al conjunto de los trabajadores aplicando unilateralmente una reforma laboral en nombre de los parados, los cuales, por cierto, son fruto de un modelo productivo que nadie hace nada por cambiar, y modificamos nuestro sistema financiero a golpe de talones bancarios. Cualquier cosa sirve para garantizar a los inversores que vamos a pagar nuestras deudas.

Lo que está claro es que el ser humano ha evolucionado. Ahora, inmersos en pleno siglo XXI, con el euro se consigue mucho más que a mediados del XX con las balas. Al fin y al cabo es un adelanto ¿no creen?