No sabemos cuándo se pusieron de moda, seguramente muchas de ellas en los 80, grandiosa década aquella, pero aun perduran expresiones de esas que al volver a oírlas piensas... ¿cómo podía ser tan hortera? Porque usarlas las hemos usado todos. Que tire la primera piedra quien jamás haya dicho alguna de estas #expresionesdesfasadas: «OK Makey», «A tuti plen», «Yes very well fandango», o la escatológica «te cagas en las bragas». Así, Twitter también contó esta semana con su propio repertorio. Las hay de lo más gracioso, por decir algo: «Parece menterio que se haya muerto Whitney Houston...», de @Evitacavas, que ponía un poco de actualidad a su desfasada propuesta; «No merece la pierna» o «Ya ves truz», pero también de lo más estúpido: «Nasti de Plasti», «Cartucho que no te escucho», «Qúe nivel Maribel!», «¿Qué hora es? Las carne y hueso con un poco de pellejo», «Al loro cantimploro», «Digamelón?», «Que no te enteras Contreras» o «Chachi Piruli Juan Pelotillas», estas dos últimas propuestas por @JulitoClemente. Algunas hasta sonaban cursilonas: «Guay del Paraguay», «Mola cantiduvi» o «Pin pan toma lacasitos»; otras se usaban entre colegas: «Choca esos cinco»; las hay de orgullo patrio: «La caña de España»; y, por supuesto, más literarias: «Rayos y retruécanos». Sin embargo, también hay cabida ahora para otro tipo de argumentos que hoy día ya quedan lejos, como recuerda @yayodelgado: «Lo compro por treinta y lo vendo por cuarenta», algunas por la situación económica y laboral del país: «Estudia para poder trabajajajajajajajajajajaja, ya ya ´paro´...jajajajajajaaj lo pillais?», «¿Estudias o trabajas?» o «Un padre a su hijo: ´Tendrás mejor futuro del que yo tuve´»; y otras por el desarrollo tecnológico: «Toma este lápiz y rebobina la cinta para ponerla en el walkman de nuevo, porfi plis». Además, siempre hay cabida para aquellas que implican cierta reivindicación: «La crisis es una falacia, puro catastrofismo», «Veo #brotesverdes» o «La Nación Española es un #concepto discutido y discutible», propuestas por @PaquiVicente. Y como no puede ser de otra manera me despido: «Chao bacalao».