El 25 de noviembre de 1960 las hermanas Mirabal, conocidas como las Mariposas, firmes activistas en contra del régimen del dictador Rafael Trujillo de la República Dominicana, fueron víctimas de un brutal asesinato a manos de la policía secreta del dictador. A partir de este hecho y desde el primer

Encuentro Feminista celebrado en 1981 en Bogotá, las Naciones Unidas reconocen en 1999 este día como el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

Sólo para hacernos una idea, cada cuatro años son asesinadas tantas mujeres por violencia como personas murieron en el Holocausto nazi. En la actualidad continúa habiendo ´mariposas activistas´ por todo el mundo…

Encontramos ´mariposas´ en países como Afganistán, donde la opresión, las vejaciones y la discriminación se han convertido en habituales para las mujeres de este país. Afganistán continúa siendo a día de hoy, el lugar más peligroso para que viva una mujer, ya que son víctimas de violencia de género el 80% de las afganas. En la actualidad, el índice de suicidios es de 5 de cada 100.000, cifra que continúa incrementándose anualmente de forma dramática. Encontramos también ´mariposas´ en Ciudad Juárez, donde la pandemia del feminicidio se ceba con mujeres jóvenes y adolescentes, y pone de manifiesto la lacra social que supone la violencia contra las mujeres. En Ciudad Juárez son asesinadas diariamente tres mujeres y el 77% de los crímenes quedan impunes por el desinterés institucional.

Encontramos ´mariposas´ en la situación a la que se enfrentan las mujeres transexuales, quienes representan, según la Unión Europea, uno de los colectivos con mayor riesgo de exclusión social y pobreza. En muchos países son objeto de palizas, asesinatos y abusos policiales. Según el Observatorio de Transgender Europa (TGEU), cada 2 días se informa del asesinato de una mujer transexual.

Aquí, en España y en Murcia, encontramos ´mariposas luchadoras´, mujeres valientes que denuncian la violencia machista también presente en las instituciones, esas mismas que deberían ampararnos. Recordemos las múltiples resoluciones de la sala del juez Del Olmo en nuestra Región, que no aprecia «dominación machista» en los insultos, palizas y amenazas de muerte de tantos maltratadores de mujeres y asesinos en potencia. La crisis y la inestabilidad económica están contribuyendo a empeorar la situación de las mujeres que no sólo nos vemos de nuevo relegadas al hogar y a los cuidados.

Percibimos también la recuperación patriarcal de los roles sexistas, además de ver mermada nuestra independencia y capacidad para tomar decisiones. Todo ello está suponiendo para muchas mujeres tener que soportar situaciones personales de invisible violencia. Aunque ha habido avances legales aún nos queda mucho camino por recorrer.

Ni la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género y ni la de Igualdad entre Hombres y Mujeres, y de Protección contra la Violencia de Género de la Región de Murcia han impedido que hoy, y en lo que va de año, 60 mujeres hayan perdido la vida en nuestro país y 2 en nuestra región. Se hace completamente necesaria una mayor implicación de las administraciones en la lucha activa contra la violencia de género que combata no sólo el maltrato en sí, sino también las causas en las que tiene su origen. Al mismo tiempo, las mujeres transexuales, bisexuales y lesbianas reivindicamos nuestros derechos y exigimos el fin de la discriminación por orientación sexual o identidad de género. Reclamamos apoyos para normalizar nuestra realidad, para visibilizarla.

Ahora bien, el nuevo gobierno conservador no parece querer andar por el camino de la igualdad, todos los mensajes que hemos recibido de él van en la línea de atacar los pocos derechos que hemos conseguido en el camino hacia la igualdad con la inestimable ayuda de la Iglesia católica.

Por ello debemos denunciar una vez más la eliminación de los organismos y entidades destinadas a combatir la desigualdad de género en los ámbitos estatal, regional y municipal, así como los ataques a nuestro débil estado de bienestar. A ello se añade, la noticia conocida en estos últimos días de la posible desaparición del Servicio de Atención Personalizada a Víctimas de Violencia de Género y Abusos Sexuales, llevada a cabo a través del Colegio Oficial de Trabajadores Sociales, debido a los impagos acumulados por la Administración Regional.

El machismo impregna todas las esferas sociales. Nacemos, crecemos y vivimos en un régimen patriarcal, que merma desde la infancia nuestro desarrollo humano como mujeres libres y nuestro empoderamiento como ciudadanas, provocando que la dominación no sea sólo intrafamiliar, sino social, cultural y económica. Este régimen configura un universo de representaciones androcéntrico, que invisibiliza sistemáticamente a aquellas mujeres que han contribuido con su trabajo al impulso del conocimiento y la cultura. ¿Dónde están las científicas, literatas, filósofas, matemáticas, artistas, poetisas…? La historia está plagada de olvidos intencionados, de mujeres invisibles, y esto es también una forma de violencia, sólo que ejercida a través del silencio en el discurso, no lo olvidemos.

Por todo esto, especialmente hoy, día 25 de noviembre, día de las ´Mariposas contra el machismo´, queremos reivindicar la necesidad del esfuerzo conjunto. Es imprescindible comprometerse en la lucha contra la violencia hacia las mujeres y el fin de la discriminación por orientación sexual o identidad de género. Porque no nos afecta solo a nosotras, sino a todas y cada una de las personas que configuramos esta sociedad. Tan sólo uniendo todas las manos podremos levantar las alas para volar lejos de esta violencia que sufre nuestra sociedad.