Hay cierto tipo de políticos de los que hemos de desconfiar y mucho. Esos, como por ejemplo Josep Antoni Duran i Lleida, que visten elegantemente, hablan ante la prensa en Madrid como hombres de Estado e intentan mantener una cierta compostura; hasta que se ponen ante su electorado y dicen las barbaridades que en realidad sienten. Aunque para eso necesiten del ambiente que les hace sacar su peor cara, dejando aflorar ramalazos de lo que son. En este caso: prepotente, elitista y, si me apuran, pelín xenófobo.

Y es que no puede ser una persona de fiar alguien que, después de aparecer en un reportaje de televisión en la elegante y costosa suite del distinguido y carísimo hotel que ocupa durante sus estancias en Madrid para defender, se supone, el bienestar de sus votantes, se atreve a meterse con los cuatrocientos euros que perciben de subsidio los trabajadores del campo en Andalucía y Extremadura, cuando él no tiene empacho en hacer alarde gráfico —que ya hay que ser hortera y obsceno— de lo bien que come, bebe y vive a costa del erario publico, aunque se habla de que su partido le echa una manita en eso de afrontar tamaño dispendio, en el lujoso hotel Palace de Madrid.

Sinceramente, que unos jornaleros andaluces que subsisten con cuatrocientos euros al mes sean objeto de escarnio por parte del político nacionalista me parece de un cinismo que espanta. Claro que teniendo en cuenta que el Gobierno catalán, del que forma parte, ha revisado y endurecido las condiciones para percibir la Renta Mínima de Inserción que cobran 34,000 personas en Cataluña, habiéndolo dejado en 246 euros al mes, poco puede extrañarnos. Ya sé, los pobres no saben de suites en grandes hoteles, ni de caros trajes, ni de comidas exquisitas, así es que no necesitan tanto como el ilustre y deslenguado nacionalista catalán nacido en Aragón.

No, no solo es en Andalucía. En Cataluña también hay gente que tiene que vivir un mes con lo que el señor Duran se gasta en un día en ese suntuoso aposento del hotel Palace, de Madrid, que exhibió para su disfrute ante las cámaras de televisión. Hay que ser muy cínico para que después de esa impúdica ostentación se atreva a decir que los agricultores andaluces son unos vagos que están todo el día en el bar mientras él (esto lo digo yo) lucha denodadamente por el bien de esos catalanes que han de vivir con lo que el señor Duran gasta en un día en su sencillo alojamiento.

Este ´padre de la patria´ declaró en una revista el pasado día 9 que sería un buen presidente ¡no por favor! Aporree la batería—aparecía en una foto tocando ese instrumento— en su casa. A nosotros nos gusta el sonido de otras músicas: desde luego la suya no.