Le pueden llamar gestionar los recursos de forma más eficaz, incluso alguno puede llamarle mejorar la productividad, pero en mi pueblo, cuando uno hace el trabajo de un compañero más el suyo, tiene otro nombre.

Los recortes en la sanidad murciana están llegando, de forma sigilosa, por la puerta de atrás, sin ruido, sin hacer sonar las alarmas y sin contestación social. El 20N está demasiado cerca como para pedir fuegos artificiales. Mientras todo esto ocurre, callan aquellas organizaciones

que no se cansaban de sacar barriga por aparecer junto al presidente en la famosa e impostora Mesa de la Sanidad.

El Servicio Murciano de Salud (SMS) ya ha informado a los facultativos y no facultativos sanitarios y al personal no sanitario, que estas navidades no habrá sustituciones para cubrir vacaciones y días de asuntos personales, así que un médico tendrá que hacer esos días su consulta más la de su compañero; eso significa, por un lado, que la calidad bajará sustancialmente, ya que habrá días que no dará tiempo ni tan siquiera a cerrar la puerta de la consulta (lo mismo terminan agrupando a los ´clientes´ por enfermedades y entran en la consulta por grupos; ahorraríamos tiempo y dinero) y, por otro, la presión con la que trabajarán los profesionales sanitarios podría llevarnos a situaciones laborales no deseadas. ¿Qué pasaría si los médicos empezaran a derivar casos a las puertas de urgencias ante la imposibilidad de realizar su trabajo correctamente?

También han comenzado a realizarse estudios de servicios de urgencias para comprobar si alguno es susceptible de ser cerrado temporalmente o durante determinadas horas, principalmente la noche, y los casos de urgencia trasladarlos a los hospitales de referencia, aunque éstos se encuentre a veinte o treinta kilómetros, igual que en Cataluña. Si esto sucediera, la ciudadanía tendría algo que decir; de lo contrario, quien calla, otorga.

Así que a partir de ahora las bolsas de trabajo empezarán a ralentizarse de forma significativa. Aquellos que tenían la esperanza de poder trabajar estas navidades en el sistema público sanitario será mejor que se vayan preparando para lo peor. Bolsas de empleo, por cierto, que aun reconociendo que funcionan mejor que en otras Comunidades, no dejan de tener ´lagunas´ legales que permiten ciertos ´privilegios´ para determinados favoritismos.

Y esto no ha hecho más que empezar. A partir de las próximas elecciones y con la legitimidad que otorgarán los resultados que obtendrán los populares, habrá más de una vuelta de tuerca. Este diciembre caduca la famosa Ley de Medidas Extraordinarias, y nadie duda de una cosa, y es que la situación no volverá a diciembre de 2010, sino que habrá un nuevo paso atrás, más largo y profundo que el de aquella ley. Volverán las 37/30, lo que significará automáticamente que unos mil contratos eventuales volverán a las listas de espera, ya no habrá ´tortas´ por hacer

guardias los sábados; éstas se tendrán que realizar obligatoriamente y sin retribución alguna para cumplimentar el cupo horario.

Pero todas estas medidas serán parches al fin y al cabo, podrán recortar el 2% el 3% o el 5% de la deuda, pero seguirán sin acometer una reforma profunda que haga sostenible el actual sistema público, y por ahí no van precisamente las reformas, muy necesarias, por cierto, a las que aluden algunos expertos, y no me refiero precisamente a las propuestas que esta misma semana han realizado desde la patronal de la sanidad privada, recetas para hacer del sistema sanitario un negocio, mejor dicho, su negocio. El problema no es que opten por el copago, o que los medicamentos se paguen en proporción a la renta, e incluso que se gestionen privadamente algunos servicios; el verdadero problema es que algunos partidos políticos que optan a presidir este país están de acuerdo con estas recetas.

Sería higiénicamente bueno y políticamente deseable que algunas organizaciones sociopolíticas aprovecharan sus diferentes púlpitos para denunciar lo que está ocurriendo a escasos metros de nuestras casas, pero a veces pienso que son tantos los intereses económicos que existen que, en el fondo, muchos más de lo que nos creemos están de acuerdo con determinadas medidas. Lamentablemente.