Los dos grandes partidos, PSOE y PP, se han puesto de acuerdo para introducir una reforma constitucional para establecer un techo de déficit de las Administraciones públicas con alevosía, premeditación y veraneidad (como decía el otro día un amigo), con el objetivo de intentar contentar a los especuladores y seguir las pautas de Merkel y Sarkozy. Van a violentar algo tan sagrado para los españoles como es nuestra Constitución, no por demanda de los españoles, sino como imposición desde fuera. Tenemos que demostrar que somos lo más capitalistas de toda Europa y que somos sumisos a los imperativos neoliberales de los especuladores. Están dispuestos a ‘profanar’ un texto que es la expresión de la lucha de mucha gente que pasó por la cárcel y la tortura por defender los Derechos Humanos y que quisieron una España en paz y en prosperidad. Ahora los progres, los burgueses y los amantes de las desigualdades sociales en defensa de sus propios intereses económicos y status social no tienen ningún pudor de violentar una Constitución de la cual nos hemos sentido orgullosos.

Están dispuestos a sacrificar a los españoles en aras de contentar a los mercados financieros, que, por cierto, son insaciables. Desde que estalló la crisis financiera, todas las medidas económicas han ido en la misma dirección: favorecer, apoyar y financiar a los que han provocado esta crisis y hacer caer el peso de esta enorme factura en los más desfavorecidos y débiles, y de paso abonar el terreno para privatizar los servicios públicos con la excusa de que los Gobiernos tienen que pagar la deuda, rebajando los impuestos a los más ricos y aumentando los impuestos indirectos que perjudican a las clases medias y bajas. Siempre he dicho que la economía neoliberal es una economía muy planificada y organizada, no existe el libre mercado y la competitividad, porque responden al objetivo de convertir la humanidad en mercado y mercancía dominados por una élite social y económica muy minoritaria, y desde este objetivo, intervienen de una manera no visible, pero sí utilizando los organismos oficiales y los mecanismos establecidos para imponer su modelo social, cultural y económico.

Mientras se tramita esta reforma, Francia ha anunciado que va a incrementar su déficit para poder crecer. En España, vamos a constitucionalizar una medida económica neoliberal, muy discutible, y en cambio Francia va a hacer todo lo contrario. Esto se agrava con la negativa de hacer un referéndum, negando la posibilidad de contar con la opinión de los ciudadanos. Y no se realiza el referéndum porque no puedan ganarlo —es muy difícil ganar un referéndum al poder con los medios que éste posee—, sino porque se niega cualquier posibilidad de democracia participativa; sólo se acepta la votación cada cuatro años.

Mientras los Estados se descapitalizan en beneficio de las grandes fortunas, aumentado el déficit democrático, los ciudadanos sufrimos una pérdida de dignidad y derechos tan preocupantes que nos lleva a tiempos pasados que creíamos superados.

Mientras la mayoría de los parlamentarios del Congreso de Diputados ha claudicado, sólo queda la lucha y la resistencia de la ciudadanía que no está dispuesta a someterse a los dictados de las grandes fortunas, porque no queremos una sociedad degradada y rota por la avaricia de unos cuantos, con la complicidad activa de muchos políticos.