Desde que estalló la crisis que habían prefabricado la banca, los constructores, los especuladores y los corruptos, con la complicidad necesaria de los Gobiernos (europeo, nacionales y autonómicos) no han cesado los recortes de gasto público social (el gasto público militar, por ejemplo, no se ha resentido). Se rebajaron los salarios de los empleados públicos, se congelaron las pensiones, se eliminó la ayuda de 400 euros a personas en paro, se recortaron las pensiones endureciendo las condiciones de acceso a las mismas, se han hecho reformas laborales que han rebajado sustancialmente los derechos de los trabajadores, etc. En nuestra Región el tijeretazo a la educación, por ejemplo, es sangrante.

En paralelo, los Gobiernos invirtieron billones de euros/dólares públicos en salvar a esos bancos que habían multiplicado sus beneficios fabricando la crisis. Transformaron así las deudas privadas de esos bancos en deuda pública de los Estados.

El Banco Central Europeo sigue prestado dinero al 1% a los bancos, para que éstos compren deuda pública de los Estados al 5% o 6%, y sigan enriqueciéndose sus accionistas a costa de los servicios y las prestaciones públicas, que son los gastos que sufren los recortes.

Pues bien, a pesar de todas estas dádivas, ‘los mercados’ siguen atacando a las deudas públicas de los Estados desaforadamente, como si quisieran saber hasta dónde y hasta cuándo pueden aguantar. Los ataques de principios de agosto a la deuda española nos pusieron contra las cuerdas elevando considerablemente la prima de riesgo y los intereses a pagar.

Sin embargo, han bastado la ayuda del BCE, pero, y sobre todo, la prohibición de las operaciones especulativas para conseguir una temporal estabilidad. Uno se pregunta: ¿Por qué estaban permitidas esas operaciones a la baja? Y más aun: ¿Por qué la prohibición es sólo temporal? ¿A qué esperaba el BCE? ¿A quiénes sirven la UE y el BCE? ¿Nos interesa este modelo de UE?

Todo me lleva a una única conclusión: ¡No es desconfianza, estúpidos! ¡Es pura y simplemente especulación! Especulación contra la que muy poco se hace. Especulación favorecida por la existencia de paraísos fiscales, la inexistencia de regulaciones, la reducción de la capacidad de ingresos de los Estados que privatizaron las empresas rentables que poseían perdiendo sus ingresos (en España, Argentaria, Telefónica, las eléctricas, Repsol, Cepsa, las cajas de ahorro y otras muchas empresas rentables, como ahora se quieren privatizar las loterías y Aena), así como las rebajas fiscales constantes a los ricos y a las grandes corporaciones.

Tras firmar el Pacto del Euro sin informar a la ciudadanía, el Gobierno Zapatero, ahora con la complicidad necesaria del PP, quienes (ambos) no han sido capaces de alcanzar un acuerdo en siete años, coinciden en dar otra vuelta a la tuerca de los recortes imponiendo una reforma exprés de la Constitución no para limitar el techo de gasto como afirman, sino para establecer como gasto prioritario de las Administraciones públicas el pago de sus deudas, por encima de las demás necesidades. Por ejemplo, entre la Sanidad o la deuda, la deuda; entre la Enseñanza y la deuda, la deuda; entre la protección social o la deuda, la deuda; entre la inversión pública o la deuda, la deuda. Como la deuda y los intereses de la deuda no paran de crecer, pueden imaginarse cómo van a estar los servicios y las inversiones públicas a corto medio plazo.

Esta reforma supone constitucionalizar el neoliberalismo, prohibir no ya la revolución socialista, sino prohibir a Keynes. Resulta espeluznante que un tipo listo como Rubalcaba diga sandeces como que «en una situación excepcional hay que adoptar decisiones excepcionales». ¿Es acaso excepcional la Constitución? ¡Es la única ley permanente!

Además, lo hacen con un trámite de muy dudosa legalidad como el de ‘urgencia’. Urgencia ¿de quiénes? Impidiendo la voz de la ciudadanía en referéndum. Usurpando una soberanía que no les pertenece, y cediéndosela a Gobiernos extranjeros y a poderes económicos que nadie ha elegido y que sólo representan la usura y la avaricia, y cuya única finalidad es la de acumular dinero a costa de empobrecer a los pueblos.

¿Es que nadie desde del Gobierno o desde del PSOE o desde el PP va a decir basta? ¿Hasta dónde nos piensan vender? Yo exijo a los diputados y senadores del PP y del PSOE por Murcia que, con independencia de lo que voten para la reforma, firmen para que haya un referéndum y que la ciudadanía decida.

La tozuda avaricia de los ricos especuladores ha demostrado suficientemente creo, que son insaciables, que no es desconfianza, que sólo es especulación.