Más de un millón de jóvenes alrededor del Papa. Algarabía y serenidad, ilusión y esperanza, búsqueda y en-

cuentro. Palabras, hechos, verdad, confianza, gritos de entusiasmo y justeza de tono. Apoteosis de fe y alegría.

«¡Se nota, se siente el Papa está presente!» Es la roca sobre la que Cristo edifica su Iglesia. Benedicto XVI aúna fe y razón sin ambages, sus discursos son claros y directos, lo jóvenes se sienten atraídos por la auténtica verdad del mensaje cristiano que colma con creces sus ansias de libertad. El diez, el veinte, el ciento por uno… por sus frutos los conoceréis. La juventud del Papa no sabe de fronteras: de todos los países y de todas las edades, conmovidos y renovados. Necesitábamos la advertencia y la exigencia para edificar de nuevo, pero ahora sobre roca. Se ha construido en exceso sobre la falsedad. La crisis económica ha sido precedida de una profunda crisis de valores que ha avasallado la dignidad humana. El relativismo se ha convertido en deslumbrante espejismo de la verdad.

Benedicto XVI no se ha dejado nada en el tintero -no se arredra ante el borrón y cuenta nueva- y ha confiado en los jóvenes del mundo para que con todas sus fuerzas cimenten sus vidas en el querer de Dios. El Papa muestra su cercanía presentando a Cristo como el Amigo cercano que nunca falla. La vivencia de la JMJ imprime un carácter indeleble. Innumerables testigos y testimonios se extenderán por los cinco continentes manifestando lo mejor del ser humano cuando descubre la Verdad. Los jóvenes regresarán a casa con un extraordinario bagaje de experiencias, un auténtico tesoro. Es imposible tratar de resumir la profundidad de estos días en un breve artículo, tampoco lo pretendo, sin embargo confío en la palabra escrita como medio de comunicación: Escribir, describir, descubrir. Siempre hay que frotar -insistir- para sacar brillo, pero la claridad del mensaje cristiano resplandece por sí solo y respetando la libertad de cada uno, invita a la reflexión personal. La juventud del Papa sabrá responder con audacia, entrega y alegría en los diferentes caminos de la vida, los jóvenes saben que cuentan con el mejor Amigo en el que siempre pueden confiar. Tenemos un Papa sabio y santo que nos enseña con la veteranía del buen profesor, explicando, escuchando, respondiendo y dejándonos la oportunidad de recuperar una y otra vez porque nos quiere. Es Cristo en la tierra y ha venido a visitarnos. Que esta alegría nos llene de ideales de juventud para siempre.