JMJ 2011. Madrid, Roma y el mundo entero, vibran alborozados ante esta macro concentración de jóvenes -venidos desde lugares distintos y distantes- empeñados en un querer que no sabe de fronteras, razas ni culturas. Jornada Mundial de la Juventud, punto de encuentro y esperanza, fiesta de fe y alegría, presente y futuro. Luz y Verdad de Cristo. Madrid 2011 ¡Esta es la juventud del Papa! ¡Bienvenido, Santo Padre! ¡Gracias por acercarnos al Dios que alegra nuestra juventud! La vida se transforma con la fuerza y el amor de la fe. Benedicto XVI viene a fortalecer la evangelización de los jóvenes de hoy y de siempre, de modo convincente, esparciendo la simiente de una vida nueva a la luz del Evangelio: ‘Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe’ es lema y cima de este encuentro preparado con ilusión y esfuerzo generoso, experiencia inolvidable que se extenderá por innumerables caminos como ríos de gracia. Proyectos esperanzados que aúnan lo divino y lo humano. En pleno siglo XXI, los jóvenes se aferran, valientes y decididos, a la cruz de Cristo, señal del cristiano: Misterio de sufrimiento y salvación, de amor y misericordia, de Redención. El que cree nunca está solo. «El Papa Benedicto XVI ha manifestado con la sencillez del sabio y con la humildad del santo, que la obra del Señor se cumple en cada tiempo y en cada circunstancia mediante la entrega fiel y confiada de sus elegidos». El Papa viene en nombre del Señor para hablarnos -a todos- al corazón y a seducirnos con el Amor de Dios, invitándonos a vivir en su presencia. Hay quienes pretenden boicotear estas jornadas; son voces disonantes que no pueden eclipsar a Benedicto XVI, que enseña con la verdad, no con la fanfarria. Ya en Colonia dijo a los jóvenes: «Se puede criticar mucho a la Iglesia. Lo sabemos, y el Señor nos lo dijo: es una red con peces buenos y malos, un campo con trigo y cizaña (…). En el fondo, consuela que exista la cizaña en la Iglesia. Así, no obstante a todos nuestros defectos, podemos esperar estar aún entre los que siguen a Jesús, que ha llamado precisamente a los pecadores». Del Beato Juan Pablo II fue la idea de las Jornadas Mundiales de la Juventud. La nueva evangelización y la civilización del amor es acogida con alegría por los jóvenes: «¡No tengáis miedo. Abrid las puertas a Cristo!» (Juan Pablo II).