Todos los años, al llegar el verano, me propongo guardar algunos artículos en el equipaje de vacaciones para ir tirando de ellos si es preciso. ¡No hay manera! Entre una cosa y otra, nunca consigo escribir con antelación esas columnas tan preciadas en el impredecible andamiaje de la época estival. No sé si se resisten las letras o es el propio teclado de la vida el que marca la pauta a seguir. Esta es la paradoja, sin vacaciones para escribir Artículos de vacaciones. Me gusta seguir con la agradable rutina de estar siempre entre amigos. Son muchos los encontrados a pie de página de periódicos como La Opinión y revistas en que colaboro. Tampoco las redes sociales dejan compás de espera. Desde mi blog (El blog de Kika) intento tomar el pulso de los acontecimientos sin prisa ni pausa, mientras twitteo sobre lo cercano y lo lejano de este mundo loco que, según Alejandro Sanz, nos ha tocado vivir. Junto a los bártulos preparados voy echando letras y letras que, de momento, navegan inconexas como sencilla ´sopa de letras´ en el mar de la comunicación. No es mi intención darla con honda. De momento, la utilizo para elaborar este primer menú, listo para tomar a cualquier hora de los largos días de verano. En el recuerdo, los mejores de nuestra vida, convertidos en falsilla para el que nos ocupa. En mi baúl particular, impresionantes puestas de sol trazando los más bellos atardeceres sobre el horizonte, las tertulias familiares y entre amigos.

Dicen que las vacaciones han comenzado a 120 por hora. No se dejen engañar por las pegatinas. El tiempo pasa casi sin pasar. El reloj apenas marca algunas horas. Las vacaciones, como la vida, suelen ser breves y tenemos que aprender a saborearlas. Sapore di sale, sapore di mare… la eterna canción del verano —como la felicidad— nunca deja de tener nuestra propia melodía (la familia, los amigos, tertulias, barbacoas, juegos, un viaje, aquel encuentro, el primer amor, una buena amistad, un abrazo, un apretón de manos, aquella mirada…). Nuestra casa, el mar, la montaña, el campo, la ciudad. Nuestras circunstancias personales. Vivir día a día.

Importante: no desafinar.